viernes, 3 de enero de 2025

Año Nuevo,Vida Nueva... o más de lo mismo

Por Esteban G. Santana Cabrera  

El inicio de un nuevo año suele ser un momento de esperanza y buenos deseos. Sin embargo, al comenzar 2025, cabe preguntarse si realmente estamos en el camino hacia una “vida nueva” o si simplemente arrastraremos los mismos problemas del año pasado y del anterior y del otro... Mi reflexión la enfoco en varios aspectos, que, a mi modo de ver,  marcan nuestro presente y condicionan nuestro futuro.

En el plano internacional, el panorama sigue siendo incierto y complicado. La subida de precios en los alimentos básicos, un fenómeno, que afecta especialmente a los más vulnerables, se ha agravado debido a factores como la inflación global, el cambio climático y los conflictos armados. El Cambio climático y el ascenso de temperaturas otro de los problemas que nos agobian ya que 2024 marcó un nuevo récord de temperaturas globales, y las consecuencias se sienten con más intensidad: Danas, incendios forestales, tormentas extremas y sequías que amenazan la biodiversidad y los medios de vida de millones de personas. Si a esto le unimos los conflictos mundiales, la guerra en Ucrania y los constantes enfrentamientos en Oriente Medio que generan no solo una crisis humanitaria, sino también una incertidumbre económica que afecta a todo el planeta. Con el inicio de un nuevo mandato de Donald Trump al frente de Estados Unidos, nos surgen interrogantes sobre el rumbo de la política global. ¿Reforzará las alianzas o las fracturará más? ¿Será su enfoque beneficioso para la estabilidad mundial o generará nuevos conflictos?

Mientras los desafíos globales nos impactan de manera indirecta, los problemas más cercanos son los que más afectan directamente a nuestra calidad de vida. En Las Palmas de Gran Canaria, la situación actual deja mucho que desear. Las calles de la ciudad presentan un estado lamentable. La acumulación de residuos, escombros y la proliferación de ratas son un reflejo del descuido en la gestión de los servicios públicos. Los problemas de tráfico y atascos es ya algo cotidiano. La circunvalación, una vía crucial para la movilidad, está colapsada a diario. Los conductores se enfrentan diariamente a interminables colas que afectan a su tiempo y al medio ambiente. Y mientras los políticos continúan vendiéndonos el proyecto de la Metroguagua, que parece que no hay otra cosa en la ciudad,  que prometía revolucionar el transporte público, y parece una obra sin fin. Los retrasos y las molestias generadas han acabado ya con la paciencia de los ciudadanos.

En mi barrio, Tamaraceite, los problemas se agravan por la descoordinación en la planificación urbanística. Al aumento de vivienda pública y social no se le suman los servicios.  Aunque el crecimiento de viviendas debería ser positivo, la falta de servicios básicos y espacios públicos adecuados convierte esta expansión en una carga para los vecinos. Un ejemplo es el Intercambiador de Transporte Público, construido con una inversión de 6,5 millones de euros y finalizado en 2008, cuyo dinero ha ido a la basura ya que  nunca cumplió con su cometido debido a defectos estructurales. Problemas como filtraciones, goteras y sistemas defectuosos lo han llevado a un cierre definitivo para una nueva reforma, dejando a Tamaraceite sin una infraestructura clave y los usuarios durante más de un año teniendo que esperar la guagua en paradas que están colapsadas y no reúnen las condiciones.

El Año Nuevo 2025 nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestras prioridades y nuestras acciones, tanto a nivel global como local. Es fundamental exigir un liderazgo que enfrente estos problemas de manera efectiva y sostenible, apostando por el bienestar de las personas y del planeta. No podemos permanecer impasibles viéndolas venir sin hacer nada. Los vecinos tragamos y tragamos y parece que a nadie le importa nada, más que quejarse a través de las redes sociales pero sin un compromiso real en pro de la defensa de nuestros barrios y de nuestra ciudad. Todo esto deja a que el político haga lo que le parezca, con total desconocimiento de lo que realmente le importa al ciudadano y al vecino.  La respuesta está en nuestras manos. El cambio no llegará solo con el paso del tiempo; necesita de un compromiso real y acciones concretas para construir un futuro mejor para todos. A pesar de todo espero que este 2025 venga cargado de mucha Paz y de buenas obras, pero sobre todo de mucha Salud para todos.

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