
1. Tu alumno, el centro. No pierdas este criterio jamás de vista. Si quieres que el juego que vas a diseñar funcione, es imprescindible que empieces planteándote quién será el destinatario de ese juego. Suena obvio, pero es más complejo de lo que parece. Te propongo un reto sencillo. Traza en tu mente ese ‘alumno prototipo’, y describe su perfil demográfico, pero también actitudinal: ¿qué edad tiene?, ¿dónde ha nacido?, ¿qué le gusta hacer?, ¿cuáles son sus gustos e intereses?, ¿qué tipo de juegos usa?, etc.
2. Concretemos objetivos y contenidos. Probablemente lo que tengas más claro sean los conocimientos o la materia que quieres que tus alumnos aprendan con el juego (las partes de las plantas, los océanos y mares, los planetas…). Sin embargo, debes concretar. Si te propones muchos objetivos y competencias, no alcanzarás ninguno. ¡Escoge uno o dos! Ten presente que estos deberán ser lo más concisos posible.
3. ¿Por dónde empezamos? ¡Por jugar! Como lo has leído; para diseñar juegos que interesen a tus alumnos, primero debes jugar tú. Es necesario que conozcas qué juegos hay en el mercado y a qué suelen jugar tus estudiantes. Esto te ayudará a decantarte por formatos y dinámicas que se adecuen a tus objetivos, pero también sus gustos.
4. Deberíamos reciclar. Piensa qué necesitas para crear tu juego y revisa qué tienes a mano. Seguramente guardas cartulinas, pegatinas y folios de colores que podrías reutilizar. ¡Tener en cuenta el cuidado del medioambiente siempre es una buena opción!

6. La tecnología a nuestro servicio. En distintos ámbitos, la tecnología puede resultarnos de gran ayuda. Por ejemplo, puedes buscar inspiración en la red, investigar sobre los juegos de moda, utilizar programas de edición… ¡Posibilidades no te faltarán!
7. No nos vayamos a olvidar de lo más importante… ¡la diversión! Todo juego, sea del tipo que sea, ha de entretener y divertir. Sin diversión no hay juego y sin juego, no hay aprendizaje. La receta de un buen juego educativo ha de contemplar, por tanto, la inclusión de dos ingredientes básicos, la diversión y el conocimiento, cada uno de ellos en su justa medida.
¿Cuáles son las proporciones perfectas? No existe una fórmula mágica y mucho menos una solución única. El resultado dependerá de diversos factores; entre ellos la edad del niño, el tipo de juego, la materia a impartir, tus objetivos… ¡Y de ti, creador! Dependerá cómo imagines ese juego que te propones crear. Así que mi consejo final para ti es éste: prueba, experimenta, siente, disfruta, descubre, ¡arriesga! Después me cuentas, ¿te parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario