La lectura está de enhorabuena en Canarias ya que el alumnado y las familias de cualquiera de las ocho islas podrán acceder a miles de libros de cualquier materia a través de una nueva plataforma educativa. BiblioEduCan es un espacio digital de la Consejería de Educación y Universidades que trata de llevar la lectura a cualquier punto de nuestro Archipiélago, sobre todo a aquellos lugares de nuestra geografía insular a los que acceder a ella es un problema por la lejanía. Canarias por su insularidad, a diferencia de otros lugares de España, en muchas ocasiones debemos esperar hasta un mes a que llegue un título a la librería. Y esto me ocurrió hace unos pocos meses, donde para el Congreso de Jóvenes Lectores de Canarias, se tuvo que hablar hasta con la propia autora para que intercediese ante la editorial ya que los niños estaban esperando a que llegase el libro y no obtenían respuesta. Y no era de una autora desconocida, ni de una editorial cualquiera, por lo que hablo con conocimiento de causa.
Recuerdo, en mi
infancia, la ansiedad que me producía no tener algo que leer.
"Devoraba" lo que se me pusieran por delante cuando se me acababa un
libro. “Arrasaba” los cómics, la prensa, las revistas y hasta las fotonovelas. Pero
una de mis pasiones era sentarme en la sala donde mi padre tenía su biblioteca
y leer las enciclopedias, buscar
significados de palabras raras de aquellos diccionarios enciclopédicos o estar escondido
leyendo aquellos cuentos en formato libro-álbum con ilustraciones preciosas que
te regalaban cuando estabas enfermito en casa y cuyos dibujos no se me podrán
olvidar en la vida. Pero les confieso
que mis preferidas eran las historias de Reader's Digest, una revista americana
de comienzos de los años 20 y que mi padre coleccionaba, donde se publicaban
artículos originales, artículos resumidos o reimpresos de otras revistas, chistes,
anécdotas, citas y otros escritos. Cada revista tenía como artículo final un
libro, de ficción o ensayo, no muy largo que ocupaba unas treinta páginas. A
todo esto le unía que tenía a unos padres que les encantaba la lectura y que,
lógicamente, uno hacía lo que veía.
Desafortunadamente en
no todas las familias se fomenta la lectura. Y muchos de nuestros pequeños
lectores, ven en casa más impedimentos que ventajas a la hora de leer. Motivos
económicos principalmente pero también de falta de motivación de las familias,
son algunas de las causas que hacen que las administraciones públicas tengan
que ponerse las pilas. El Artículo 24.2 de la Ley Canaria de Educación
referente a los Espacios educativos virtuales y nuevos entornos para el
aprendizaje y la comunicación, ya le pide a la Consejería que promueva el
desarrollo de entornos de aprendizaje abiertos que ofrezcan nuevas condiciones
y formas de aprendizaje y docencia adaptadas a un mundo digitalizado, así como
la utilización de recursos educativos abiertos, facilitando un mayor acceso al
conocimiento, el material didáctico y otros recursos de apoyo en internet y la
formación del profesorado y de todos los miembros de la comunidad educativa
para que dominen estas tecnologías. Porque la lectura es aprendizaje y parece
que los que redactaron esta Ley canaria de Educación, en este punto, estaban
pensando en BiblioEducan, ya que al margen de poder escoger entre un amplio
abanico de títulos, esta plataforma ofrece la posibilidad de crear clubes de
lectura y compartir experiencias letradas entre alumnado, familias y
profesorado de un mismo centro educativo e intercentros.
En el caso de la
lectura, a donde no llegan los libros tiene que llegar la administración en su
labor compensadora y nunca para sustituir a los libros ni a las librerías, ni a
las bibliotecas. Porque una cosa no va a quitar la otra, yo creo que al
contrario, la reforzará, ya que muchos potenciales lectores que quedaban en el
camino por falta de recursos, ahora verán encendida su pasión por las letras y
buscarán otros espacios, ya sea en la biblioteca del propio centro, la del
municipio o cualquiera de las del Cabildo o el Estado. La falta de acceso a la
lectura no debe de ser una excusa para no leer e interactuar con ella. Vuelvo a
repetir, que esta herramienta no viene a sustituir el encanto del libro en
formato papel y el embriagador aroma que desprende cada una de sus páginas y
que nos transportan a escenarios imaginarios, sino que pretende contribuir a la
mejora de la competencia lectora del alumnado de Canarias.
También el Artículo 23
de la propia Ley, en lo referente a Programas y proyectos educativos
específicos nos señala que "la administración educativa favorecerá el
funcionamiento cooperativo de los centros educativos, con objeto de compartir
recursos, experiencias e iniciativas y desarrollar programas de intercambio de
alumnado y profesorado" y "La
administración educativa considerará de interés prioritario la cooperación que
abarque centros educativos en todas las islas, la que incluya tanto a centros
universitarios como no universitarios y la que, además de centros canarios,
incluya centros de otras comunidades autónomas o centros de otros países
europeos".
La posibilidad de crear
clubes de lectura con alumnado o familias del propio centro, de centros del
distrito, del municipio, de la propia o de cualquier otra isla, lo que lleva es
a enriquecer muchísimo más a nuestros lectores, a compartir experiencias y
fomentar proyectos comunes, más allá de nuestro mar, y sin importar el punto
del archipiélago donde nos encontremos. Una oportunidad para enriquecernos de
los otros, pero también para compartir con los más cercanos, con la familia,
espacios de lectura, que antes eran imposibles porque en muchas ocasiones el
libro se tenía que compartir con otros compañeros del aula. Ahora más que nunca
sí debemos decir que la lectura en Canarias está de enhorabuena.
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