Por Esteban G. Santana Cabrera |
-La primera es que poco a poco vayan renovando a nivel de infraestructuras, los centros educativos, sobre todo los de Primaria. La mayoría de centros canarios tienen una antigüedad media de más de 30 años, con infraestructuras obsoletas y con grandes problemas de accesibilidad. El verde ministerio es el color predominante y los espacios de aprendizaje son en su mayoría "aburridos" y poco "motivadores" lo que hacen que resulte menos atractivo "activar" el aprendizaje de nuestro alumnado. La educación es más que una «escolarización oficial» y lo que habría que buscar son marcos donde nuestros niños y niñas puedan vivir experiencias, desarrollar su personalidad y formarse, poco a poco, para la vida futura.
-En segundo lugar propondría a sus Majestades que hable con nuestra consejera para que se estudie la creación, como en Dinamarca, de una Comisión para la Conciliación de la Vida Familiar y Laboral, donde se impulsen medidas reales de conciliación familiar y no sólo en adaptar la jornada laboral semanal de tal forma que el trabajador se pueda ausentar del puesto de trabajo al inicio o al final de la jornada a cambio de compensar las horas otro día o en «escolarizar» a los niños desde los primeros meses de vida, ya que es en esta etapa donde más tiempo debe estar con sus padres y familiares y no en otros ambientes, aunque sean educativos.
-En tercer lugar pediría medios humanos y materiales para que podamos ser cada vez más centros educativos innovadores, que desde su autonomía y realidad puedan planificar acciones para producir el verdadero cambio que la Educación del S XXI necesita. Aulas abiertas a la sociedad, con proyectos de aprendizaje servicio que redunden en el beneficio de la comunidad y que a la vez vaya “formando” escuela. Centros dinamizadores de cultura, que sean ejes del desarrollo cultural de Canarias. Profesorado más formado, que vea recompensado su esfuerzo con una carrera profesional, evitando los puestos “vitalicios”, potenciando y fomentando centros innovadores.
-En cuarto lugar pediría la creación de un Consejo de Alumnos, intercentros, provincial y regional, donde desde su visión de niños y jóvenes, se hagan propuestas de cambio en el sistema educativo y en la sociedad en general. Enseñar desde la base a que tengan voz, a que sus reivindicaciones necesiten ser escuchadas y resueltas.
-También les pediría una escuela que eduque a nuestros hijos a ser buenos comunicadores, a estar formados y alfabetizados mediáticamente, pero no olvidemos que lo primero que debemos enseñar es a comunicar, a relacionarse con sus iguales y, sobre todo, a hacer un uso adecuado de todas esas magníficas herramientas que, bien utilizadas, pueden ser maravillosos canales para estar bien comunicados con quienes nos rodean.
-Finalmente y para no cansarles, todo ser humano tiene el derecho a ser diferente, y todo lo que vaya en contra de la diversidad es discriminación o desigualdad. La Escuela tiene que dar un paso al frente, jugar un papel primordial en este sentido, evitando que el ser humano –por el mero hecho de ser diferente– por razón de raza, lengua, capacidad o sexo, pueda ser objeto no solo de vejación y maltrato, que sería el mayor de los delitos. Debemos «normalizar» lo «distinto» desde nuestras aulas, que son la cuna de nuestra sociedad. En definitiva, más inclusividad y menos integración, y para eso hace falta medios.
Muchas gracias por su paciencia y escucha. Sé que no se los he puesto fácil pero permítanme que continúe creyendo en la magia de los Reyes Magos.
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