Por Esteban G. Santana Cabrera |
Hace cinco meses que cerramos los colegios y como dice la canción de Julio Iglesias, la vida sigue igual. Parece que miramos para otro lado o no todos somos conscientes de la que se avecina, por ejemplo de la responsabilidad que va a recaer en los directores de los centros. Los datos de contagios se multiplican y mientras, las autoridades sanitarias y educativas continúan manteniendo las ratios de 25 alumnos por clase y sin mascarilla en Infantil y Primaria, como si en el exterior no estuviese ocurriendo nada.
Hay un gremio profesional, el profesorado, que junto a las familias estamos muy preocupados por lo que sucederá a partir de la apertura de los centros. Y no es por la mascarilla, porque no creo que ese sea el mayor de los problemas, ojalá y todo se solucionase con la mascarilla. Por eso no voy a hablarles de las medidas sanitarias, ni de los protocolos anticovid ni de la necesidad de la presencia de la enfermería en los centros educativos.
Desde la Plataforma Multidisciplinar EDUCACOVID formada por docentes y sanitarios canarios, ante el posible escenario que se nos presentaba para comenzar el nuevo curso escolar 2020-2021, en el mes de mayo y después de analizar profundamente desde los ámbitos educativo y sanitario una respuesta educativa para el alumnado que integra la Comunidad Autónoma de Canarias, llegamos a la conclusión de que, teníamos que aprovechar las TIC (tecnologías de la Información y la Comunicación) para no quedarnos con la boca abierta.
Hemos perdido cinco preciosos meses para prepararnos para este comienzo de curso, atípico, pero que se preveía cómo iba a ser. Ya lo apuntábamos muchos docentes que si no nos "preparábamos" a todos los niveles, podríamos hacer un ridículo espantoso y al poco de abrir tener que cerrar. Lo de evitar los contagios y así el cierre se me antoja harto complicado, porque ni sabemos si los alumnos van a llevar mascarilla dentro de clase, si va a haber distancia de seguridad o si se van a reducir las ratios. Y no digamos nada del grupo burbuja, un invento caduco sin ponerse en marcha porque la burbuja se rompe desde el momento que el alumno sale de su casa y va con sus hermanos y compañeros de colegio en el transporte público y esperan en recogida temprana para entrar a clase. Esto por ponerles algún ejemplo.
Independientemente de que nuestros centros vuelvan a ser confinados o no, debemos estar preparados para situaciones adversas. Por lo tanto, deberíamos tener como alternativa una modalidad de enseñanza normalizada utilizando las TIC y que nos sirviera para crecer de manera autónoma y autoeficiente a la hora de hacer partícipe y responsable al estudiante en su proceso de aprendizaje individual.
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