Por Esteban G. Santana Cabrera |
Desde que comencé en el colegio hace ya unos cuantos años, hasta ahora, he vivido y "sufrido" como la mayoría de los españoles, docentes y discentes, nueve leyes educativas y no recuerdo que ninguna haya llegado con el aplauso de unos y de otros, pero lo que es más grave aún, todas han pasado sin el apoyo de la comunidad educativa. No hemos tenido una ley que haya perdurado en el tiempo y en ninguna se ha tenido en cuenta la opinión de los docentes de a pie. Es verdad que las competencias educativas se han ido descentralizando de manera muy rápida en nuestro país y esto ha originado diferencias entre comunidades autónomas. El Congreso de los Diputados ha aprobado esta pasada semana la novena Ley en democracia, lo que a mi modo de ver supone un fracaso en toda regla, porque no hemos podido ni sabido llegar a un consenso por parte de los políticos, los docentes y las familias en su amplia representación. Lo que lleva a que todas estas leyes surjan con fecha de caducidad. Mientras los políticos se ocupan en cambiar leyes los centros continuamos con los mismos problemas que hace 20 o 30 años, falta de medios económicos, excesiva burocracia, ratios elevadas, conexiones a internet desfasadas y equipamiento pasado de moda. Estamos vendiendo una Educación del S XXI sin medios para poder llevarlo a efecto, porque todo continúa dependiendo del color del partido gobernante.
La primera ley de la
democracia LOECE duró lo que el gobierno de UCD, ya que el PSOE se opuso a ella
porque decía que no respetaba la Constitución, como así lo refrendó el Tribunal
Constitucional. Luego llegó la LODE con Maravall, que se parece en algunos
aspectos a la actual porque incluyó bastantes reformas en la admisión de
alumnos de los colegios concertados, donde prevaleciera la cercanía, la renta menor
y los hermanos estudiando dentro. Luego llegó en 1990 la LOGSE del ministro
Solana y donde se acabó con la EGB y el BUP para pasar a una controvertida
Infantil, Primaria y ESO. En 1995 vino la LOPEG que poco aportó a nivel general
aunque sí que para el profesorado supuso la posibilidad de la jubilación
anticipada a los 60 años para el que llevara 35 años de trabajo docente. En
2002 vino la LOCE de la mano del PP, una ley que apenas tuvo protagonismo ya
que Zapatero la logró paralizar en su mayoría y donde apareció por primera vez
la polémica de la Religión como asignatura computable para la nota de
Selectividad. En 2006 vino la LOE de Zapatero sin pena ni gloria y recordada
por la promoción automática con dos asignaturas. Con el cambio de gobierno llega
en 2013 la LOMCE que elimina la Educación para la Ciudadanía y le vuelve a dar
protagonismo a la asignatura de Religión como nota computable en
Bachillerato. Y llega la LOMLOE o Ley
Celaá que da un paso importante hacia una mayor descentralización y lo más
polémico, la eliminación de la mención del castellano como lengua vehicular.
En el artículo LAS
LEYES EDUCATIVAS DE LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA A EXAMEN (1980-2013) de los
profesores Gloria Espigado Tocino y Blas Cabrera Montoya y publicado en
Historia y Memoria de la Educación reconocen un aspecto, que ya apunté al
principio, que a mi modo de entender tiene mucho que ver en la
"sucesión" de leyes educativas y es la relevancia del proceso de
descentralización administrativa que ha conducido al traspaso de competencias
en materia de educación desde el Estado central a las distintas comunidades
autónomas. Por ello Espigado y Cabrera nos recuerdan que no podemos olvidar que las leyes y las
políticas educativas deben ser analizadas en relación con los cambios de todo
orden (políticos, sociales, económicos y culturales) experimentados en España
desde el comienzo de la llamada Transición, teniendo en cuenta que el punto de
partida es una dictadura y que desemboca en una democracia cuya legitimidad
descansa en la Constitución de 1978 y, en concreto, en el mandato educativo de
su artículo 27, y a la que se le plantean nuevos desafíos que quizás requieran
de un definitivo consenso legal para superarlos.
En esta misma línea
Manuel de Puelles Benítez en su artículo
REFLEXIONES SOBRE CUARENTA AÑOS DE EDUCACIÓN EN ESPAÑA O LA IRRESISTIBLE
SEDUCCIÓN DE LAS LEYES nos habla de la inestabilidad que ha traído la
proliferación de leyes educativas en un período corto de tiempo. Puelles
analiza las razones profundas de este
fenómeno, especialmente la política bipartidista y su plasmación en las leyes de sus modelos
sistémicos de educación, modelos sellados por la ideología respectiva, lo que
inevitablemente ha conllevado un cambio legislativo cuando el electorado ha
votado la alternancia democrática.
En definitiva, creo que se hace urgente llegar
a consensos en legislación educativa, teniendo en cuenta a los agentes activos
que la componen y no en manos de los políticos de turno. No se pueden repetir
situaciones como la que se dieron esta pasada semana, que ha ocurrido en otras
legislaturas, donde una ley que afecta al futuro de toda la ciudadanía
española, se tome como arma política para derrotar al enemigo, y ustedes saben
a lo que me refiero.
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