Por Esteban G. Santana Cabrera |
Una noche como la de Reyes, si hay una palabra que pueda definirla, es la ilusión. El término ilusión procede del latín illusio -ōnis y se refiere al "concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos". Hay un segundo significado de la RAE que lo define como "Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo".
Me vienen recuerdos de mi infancia cuando los niños esperábamos el Día de Reyes con ilusión, aunque ésta se transformaba en decepción y lágrimas al ver que otros tenían regalos y a ellos no les llegaba nada. La muñeca y el balón eran los juguetes preferidos de los y las pequeñas para emular a sus ídolos, para, antiguamente jugar en la plaza, la carretera o alguno de los muchos estanques que había o en la actualidad para lucir las mejores galas de los grandes del fútbol español o para sacar las muñecas a la calle. Hoy en día la ilusión es un videojuego, una tablet o teléfono de última generación.
La imaginación de antes se ha ido perdiendo. Los juguetes, la mayoría de las veces eran artesanales como los barcos de lata al que le ponían una vela o el tronco de una palma. También se usaba el “caballito” que consistía en una caña con un hilo amarrado por las piernas, el que lo llevaba se daba un par de “tortas en el culo” y salía corriendo. Para frenar imitaban un relincho y hasta dejaban el caballo amarrado. Y qué decir de los carretones, tiraderas, trompos y boliches.
Pero lo que siempre ha permanecido latente es la ilusión, antes, ahora y siempre presente. Los zapatos nunca han dejado de ponerse, aún a sabiendas que los Reyes unas veces vienen más o menos cargados de juguetes, dependiendo de la casa a donde vayan. Vivamos con ilusión, grandes y pequeños el Día de Reyes, y no dejemos morir a ese niño que llevamos dentro con el consumismo más despiadado y que sea ésta una oportunidad para la solidaridad y contribuir a que niños y mayores también puedan vivir este día único en el año con ilusión y esperanza.
Engañar a los sentidos es muy difícil y hacerlo con los niños es doblemente más difícil si cabe. Por mi profesión docente me he dado cuenta de que sin ilusión es muy difícil aprender y enseñar. El docente que no se ilusiona cada día con su trabajo, con aprender algo nuevo, nuevas técnicas y conocimientos para poder aplicarlos en el aula, es un docente "muerto". Un docente sin ilusión tiene todas las papeletas para fracasar en el aula. Yo voy cada día con ilusión al cole, con la misma ilusión del niño que espera sus regalos el día de Reyes. La ilusión es el termómetro que me apunta si todo va bien o hay motivo de alarma. Una ilusión que en raras ocasiones te la borran los alumnos sino que te las alimentan, esperando qué proyecto es el próximo que vamos a realizar.
Afortunadamente, en la actualidad, los Reyes llegan para todos, en mayor o menor medida, con más o menos regalos, para ricos y pobres, grandes y chicos, se hayan portado bien o mal. Pero antaño las cosas eran diferentes, los pobres de antes sí que pasaban desconsuelo, porque el pobre de antes no tenía ni acceso a Cáritas, ni a la recogida de juguetes que ahora hacen muchas ongs e instituciones como la Casa de Galicia. Ahora raro es el niño que no recibe algo. Antes, y no hace muchos años de ello aunque algunos ya no se acuerdan ni quieren acordarse, era un tiempo en que no se pedía a los Reyes Magos sino que se recibía de los Reyes Magos y por ello se valoraban más los regalos. No importaba el tamaño ni el valor, lo que importaba era que los Reyes se habían acordado.
Vendrán los Reyes Magos a pesar de la pandemia por el COVID. Otros tiempos, otras ilusiones. Pero por ello los niños de ahora no son más infelices que los de nuestra época, al contrario, lo que sí que son más insatisfechos ya que no están contentos con lo poco, sino que quieren más y más. Antes nos conformábamos con lo que nos traían los Reyes, porque para eso eran los Reyes, ahora los niños y niñas se enfadan con los Reyes porque no les han traído lo que ellos pedían.
Otras generaciones, otros tiempos, pero siempre, siempre, vienen los Reyes Magos de Oriente, en periodo de crisis económica o sanitaria, unas veces con más y otras con menos, a ricos y a pobres. Ellos siempre están ahí repartiendo ilusiones a los más pequeñajos y algunos más grandezuelos y llenando los hogares de mucha ilusión y alegría. Ayudemos a reflexionar a nuestros hijos que lo de menos es la cantidad de regalos ni el valor de los mismos sino que lo que importa es la intención con que nos ha llegado. Feliz Día de Reyes
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