Por Esteban G. Santana Cabrera |
Todavía siguen lloviendo noticias con respecto al malogrado ascenso de la UD Las Palmas a Primera División, buscando culpables y desenmascarando a algunos de los que saltaron al ruedo esa tarde fatídica para nuestros colores.
A propósito de esto me viene a la mente un experimento que llevó a cabo un psicólogo de la Universidad de Stanford, Philip Zimbardo, en 1969. El experimento consistió en poner un coche sin matrículas y con las puertas abiertas para ver qué ocurría en dos barrios distintos de Nueva York, en el Bronx y en Palo Alto California, uno un barrio pobre y otro un barrio rico. Observó que en el Bronx a los diez minutos el coche estaba medio desvalijado. En el rico, después de una semana, el vehículo estaba igual como lo había dejado. Pero fue más allá, y a este último vehículo, le dio varios martillazos y patadas. Lo que ocurrió fue que a las dos horas el coche estaba completamente destrozado, como en el Bronx.
Este experimento que dio paso a la teoría de las ventanas rotas, elaborada por James Wilson y George Kelling, nos viene a decir, que si vemos la calle sucia de papeles seguiremos tirando papeles, si hay pintadas se seguirán sucediendo éstas y lo mismo con las cacas de los perros o las colillas en el suelo. Si esto lo extrapolamos a lo ocurrido el pasado sábado en el Estadio de Gran Canaria, hay determinadas actitudes que no se pueden etiquetar como "poligoneras" o de "barrio periférico", ya que como bien han demostrado las noticias que han ido apareciendo en la prensa en los últimos días, muchos de los que saltaron al césped del Gran Canaria, de distintas clases y procedencias, lo hicieron movidos por el "todo vale" y sin pensar en las consecuencias que tienen nuestras acciones.
Yo como docente, le trato de inculcar a mis alumnos que toda acción que hagamos tiene una consecuencia, y si cometemos una "infracción" ésta va a tener una "penalización" ya sea por parte de la familia, la sociedad o las autoridades. Si nos pilla el radar por exceso de velocidad y nos para la policía unos kilómetros después, de nada nos vale decir lo clásico "yo no quería" o "no me di cuenta", la multa no nos la quita nadie.
A finales del pasado mes tuve la oportunidad de estar en Madrid en un workshop impartido por Robert Swartz y David Perkins, sobre “aprender a pensar, aprender a aprender” y a una de las conclusiones que llegué es que nuestros niños y jóvenes no están acostumbrados a pensar ni a discernir entre "lo bueno y lo malo", pero no por su culpa, sino porque esta sociedad nuestra se ha encargado de "crear y modelar" a este tipo de personas para que el sistema no se vea en "evidencia".
Ayudemos a pensar a nuestros hijos y a nuestro alumnado para que nuestra sociedad canaria no sea el “hazmerreir” de todo un país que vio como pasamos de la gloria a la frustración en un abrir y cerrar de ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario