Por Esteban G. Santana Cabrera |
En la sociedad actual
parece que el bullyng es algo que se ha normalizado. Rara es la semana en que
no sale a la luz algún caso de acoso en el ámbito escolar en los medios de
comunicación. Estudiando sobre el tema he encontrado un artículo muy
interesante “El bullying y otras formas
de violencia adolescente” de los autores A. Gómez, FJ. Gala, M. Lupiani, A. Bernalte, MT. Miret, S. Lupiani y
MC. Barreto que aporta varias ideas a tener en cuenta ya que trata de
analizar la violencia adolescente centrándose principalmente en la que se
produce en el ámbito escolar.
En primer lugar señalan
que habría que incidir en el significado del término. Bully significa matón y,
to bully, significa intimidar con gritos y amenazas a los débiles. Estos
autores señalan que “aunque hay algunos que entienden que el bullying se
refiere sólo al maltrato físico y que éste constituye sólo una parte del total
de conductas de hostigamiento y acoso que sufren los escolares, por eso
prefieren usar el término mobbing, normalmente reservado para el acoso laboral,
pero lo traducen en este ámbito como acoso escolar y lo definen como un
continuado y deliberado maltrato verbal y modal que recibe un niño por parte de
otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objeto de someterlo,
apocarlo, asustarlo, amenazarlo y que atentan contra la dignidad del niño”.
Este mismo artículo se
reseñan algunos estudios sobre el bullyng. Concretamente y el más relevante a
mi entender es el realizado en Noruega debido al impacto mediático del suicidio
de dos adolescentes en el plazo de una semana; D. Olweus, en 1985, a través del
estudio más amplio que se ha realizado hasta el momento (130.000 alumnos
noruegos entre 8 y 16 años) concluyó que en torno al 15% estaba implicado en
conductas de este tipo (el 9% como agresores); las cifras que se concluyen en
los diferentes estudios posteriores realizados por este autor en Suecia y en
Noruega indican que entre el 13 y el 18% de los alumnos y alumnas están
directamente implicados bien sea como agresores o como víctimas. A éstos hay
que añadirle un pequeño porcentaje (entre el 1% y el 2%) de alumnos y alumnas
que son a la vez agresores y víctimas.
Al hilo de este estudio
me gustaría recomendarles la película Wonder, creo que es una buena herramienta
para trabajar el bullyng en el aula, aunque también para ir en familia y
comentarla con nuestros hijos. Auggie
Pullman es un niño que nació con una deformidad facial y que la esconde tras un
casco de astronauta. Después de diez años encerrado en casa, tendrá que asistir
por primera vez a la escuela, donde intentará por todos los medios encajar con
el resto de compañeros.
Stephen Chbosky dirige este drama que Steve Conrad ha
adaptado de la novela homónima de R J Palacio. Julia Roberts interpretará el
papel de la madre de Auggie, a quien dará vida Jacob Trembla.
En esta película se dan todos los tipos de acoso que podemos encontrarnos en el aula y que, en muchas ocasiones, aparecen de forma simultánea: físico: agresiones físicas, leves, desde un simple cogotazo o tirar bolitas de papel o fuertes, agresiones corporales, con y sin objetos; verbal: con insultos y nombretes, ridiculización en público, le resaltan los defectos físicos, etc, ; psicológico: tratan de hundir la autoestima del individuo y fomentar la sensación de miedo; Social: tratan de aislarlo del grupo.
Pero las mejores armas
para salir del bullyng están en el propio grupo, en trabajar con los acosadores
y sus familias, pero también con el resto del grupo donde se encuentran otros
roles como el de colaboradores del agresor, animadores, contempladores pasivos
de la agresión y defensores de la víctima. Por ello cada perfil necesita un
tratamiento dentro y fuera del aula, de trabajo con educadores, psicólogos y
familia. Un trabajo interdisciplinar que muchas veces queda en mera
burocratización y el acosado sigue siendo acosado y el acosador continúa con
sus prácticas ya que es la única manera de que se le “reconozca”. Por ello es
importante que nos demos cuenta que tras
el bullyng existen otros problemas añadidos y que desencadenan en el alumnado,
problemas sociales, en casa, en el barrio, poca autoestima del acosador, papel
irrelevante en la familia, etc.
Finalmente, y como
propuesta para su prevención, estos mismos autores A. Gómez, FJ. Gala, M.
Lupiani, A. Bernalte, MT. Miret, S. Lupiani y MC. Barreto apuntan:
- Poner en práctica Talleres
de preparación para padres cuyos destinatarios serían las parejas que vayan a
tener hijos o adoptarlos. En estos talleres se puede instruir a padres y madres
para que faciliten un apego seguro en sus futuros hijos generando así
resiliencia y facilitando el aprendizaje de interacciones socialmente
adecuadas.
- Potenciar programas
de formación y asesoramiento para padres desde los ayuntamientos, las
asociaciones de vecinos, las AMPAs, etc.
- Mejorar la
preparación técnica y psicosocial del profesorado (entrenamiento en habilidades
sociales, en gestión de conflictos, mejora de la inteligencia emocional, etc.)
- Mejorar la imagen pública
del profesorado y defenderla legalmente –como ya se viene insinuando–.
- Disminuir la ratio
profesor/alumno.
- Potenciar la función
del tutor.
- Incrementar el número
de orientadores en los centros escolares.
- Implementar los
medios para que las consecuencias de los actos violentos recaigan sobre quienes
los realizan y, en ningún caso, sobre las víctimas; de modo que no sean éstas
quienes tengan que cambiar de centro escolar.
- Potenciar un código
ético para los medios de comunicación de masas e incidir en medidas que hagan
eficaces su respeto.
- Incentivar una mayor
investigación para analizar las características concretas de estos problemas en
cada zona en particular para poner en práctica las medidas pertinentes.
- Adecuar las Leyes y
el Código Penal a estas nuevas formas de conducta tan perniciosas y preparar a
expertos en Medicina Legal y Forense y en Psicología Forense para poder hacer
peritajes y asesorar adecuadamente al respecto.
Fuente:
El bullying y otras formas de violencia adolescente (Bullying an other forms
of adolescent violence) A. Gómez1, FJ. Gala2, M. Lupiani3, A. Bernalte4, MT.
Miret5, S. Lupiani5 y MC. Barreto5
1 Profesor Asociado de
Psicología Social (UCA).
2 Catedrático de
Ciencias Psicosociales Aplicadas a la Salud (UCA).
3 Profesora Titular de
Enfermería Médica (UCA).
4 Profesor Titular de
Antropología de la Salud (UCA).
5 Investigadores del Grupo.
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