Educación 3.0. Marta Guzmán Ruiz, profesora de Matemáticas en el IES Eduardo Janeiro (Fuengirola), nos cuenta cómo se le ocurrió la idea de introducir el mindfulness en su asignatura y los magníficos resultados que obtuvo en 1º de ESO. Este año repite…
Esta idea se me ocurrió al día siguiente de las Jornadas de Mindfulness en Marbella, al oír a los ponentes comentar la importancia del movimiento corporal en clase. En concreto recuerdo que José Luis Pizarro comentó en el taller de Yoga para niños, que si estamos mucho tiempo en la misma postura, baja el nivel de alerta y por tanto el nivel de atención. A continuación nos enseñó varias secuencias de yoga para despertar el cuerpo. Mi duda fue: ¿cómo los muevo yo en Matemáticas? En Educación Física es fácil pero ¿y en matemáticas?…
1º A era un grupo que no escuchaba (cada cual inmerso en su ruido y atendiendo a mil estímulos) y sólo había que hacerlos “escuchar con la vista” (el más poderoso de nuestros sentidos para captar la atención).
Gestos para escuchar con la vista
¡Pues se puede! Al día siguiente, durante la clase en 1º se me ocurrió decir tras terminar de corregir en la pizarra: “Los que tenga bien el ejercicio que se ponga de pie”. Lo hicieron. Una alumna preguntó: “¿Y si lo tengo regular?” Respondí que podíamos inventar un gesto para ese caso. Así, surgieron todos los demás gestos.
Estoy encantada con los resultados: 1º A era un grupo que no escuchaba (cada cual inmerso en su ruido y atendiendo a mil estímulos) y sólo había que hacerlos “escuchar con la vista” (el más poderoso de nuestros sentidos para captar la atención).
El comportamiento y (sobre todo la atención) de 1ºA ha mejorado y nos divertimos mucho. Aparte son muy útiles para el/la profe para saber de forma visual y grupal cuántos se han enterado de la explicación, cuántos tienen bien el ejercicio, cuántos han terminado de hacer un ejercicio (ves quiénes son más rápidos y quiénes menos, el tiempo que necesitan). Y el momento de agradecer la clase cuando toca el timbre es puro subidón 🙂
Objetivos
1. Desarrollar la atención plena.
2. Mejorar la concentración y fomentar un buen clima en el aula.
3. Mejorar el bienestar individual y grupal.
4. Desarrollar la inteligencia emocional.
Materiales necesarios
Carteles con los gestos y una guía con diferentes técnicas de respiración y/o meditación (en el caso de no conocer ninguna).
Formación o asesoramiento necesario
No es necesaria ninguna formación, basta con leer la idea y disponer de los carteles. no obstante, tener conocimientos básicos de yoga y/o mindfulness ayuda bastante porque nos hace interiorizar la práctica, entenderla más, confiar en ella y tener paciencia hasta que el alumnado la asimila. También es muy útil disponer de esta formación a la hora de guiar la respiración y meditación.
Valoración de los resultados
Muy positivos: el alumnado es muy receptivo a estas prácticas.
Beneficios que se obtienen
1. Mejora de la atención y el rendimiento.
2. Mejora de la concentración y el bienestar.
3. Mejora del clima en el aula.
Descripción de la práctica
Iniciamos la clase respirando conscientemente con los ojos cerrados, visualizando cómo entra y baja el aire, cómo lo retenemos y cómo sube y sale. El alumnado la hace mientras paso lista. En 1º de ESO, cuando se lo explico por primera vez, les digo que no es obligatorio pero que están invitados a hacerlo y a mejorar así sus vidas. También, mientras voy pasando lista, al que lo está haciendo le pongo “el positivo de respirar” (vienen del colegio entusiasmados con el hecho de conseguir positivos). Al final de cada trimestre, el premio por hacer la práctica, es hacer una clase divertida, distinta: hacer yoga, yoga de la risa o alguna dinámica entretenida.
Les explico que mejorará su atención y con ello su rendimiento y que nos moveremos (para no estar seis horas sentados) y divertiremos
El resto de la clase, usamos los gestos según vayan encartando. Es interesante poner los carteles por la clase, en un lugar visible. Las primeras veces hay que recordárselos mucho y hacerlos tú mismo/a. Hay que entender que es un hábito que hay que inculcar, por lo que requiere de cierto tiempo y constancia. Hay que ser pacientes y entender que habrá días en que no funcionen los gestos. Pero a largo plazo, funcionan y mejoran la atención del grupo. Al alumnado les explico por qué lo hacemos, lo que vamos a conseguir y mejorar; les hablo de la atención, de cómo entrenarla y de cómo hoy día es fácil perderse con mil estímulos. Les explico que mejorará su atención y con ello su rendimiento y que nos moveremos (para no estar seis horas sentados) y divertiremos.
Observaciones sobre algunos gestos
1. Levantarse si tienen bien el ejercicio, brazos detrás de la cabeza cuando terminan un ejercicio y hacer la música de “Will rock you” cuando han entendido la explicación nueva: son muy útiles para el/la profe para saber de forma visual y grupal cuántos se han enterado de la explicación, cuántos tienen bien el ejercicio, cuántos han terminado de hacer un ejercicio (ves quiénes son más rápidos y quiénes menos, el tiempo que necesitan).
2. Dar palmada si la persona en la pizarra comete un fallo: es muy útil para que estén pendientes de la corrección y no dispersos en sus cosas.
3. Señalar silenciosamente con el dedo al que está distrayendo: es una forma amable de pedir que cambie su actitud al que está distrayendo o molestando. Es muy útil sobre todo para los que molestan sin darse cuenta y se sorprenden cuando varios dedos lo señalan. Si mejora su actitud, esos dedos “acusadores” se convierten en pulgares que dan las gracias.
4. Dar las gracias al terminar la clase: nos hacer ser conscientes del valor del tiempo que hemos pasado juntos y de lo que hemos aprendido. Fortalece nuestras relaciones. A mí como profesora me hace muy feliz y me hace darme cuenta de que me encanta mi trabajo. A los alumnos/as también los veo más felices cuando dan las gracias.
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