Por Esteban G. Santana Cabrera |
Cuando comenzó todo esto de la pandemia del COVID19 la vida se nos tornó gris oscura. Todos nuestros proyectos y objetivos se nos vinieron abajo. Nuestra vida planificada al minuto se derrumbó como un castillo de naipes. Un simple virus similar al de la gripe había hecho que mi vida y la de todo el mundo a mi alrededor se paralizara y entrara en un estado de shock. Ahora me vienen a la cabeza todas aquellas veces que echaba de menos estar en familia, llevar a los niños al colegio, poder asistir a sus actividades, poder rezarles antes de dormir o simplemente poder comer o cenar con ellos porque me encontraba de viaje, en un curso o trabajando.
Cuantas veces echaba de menos poder tener tiempo para levantarnos juntos, poder desayunar, hablar de nuestros sueños nocturnos, jugar, estudiar, planificar nuestros pequeños momentos.
Cuantas veces echaba de menos poder estar en casa viendo una buena película o leyendo un buen libro sin prisas porque te tenías que levantar temprano al día siguiente.
Y ahora que podemos hacer todo eso que ansiábamos, parece que no estamos contentos. Nos quejamos por no salir a la calle, por no poder ir al trabajo, por no poder seguir nuestro día a día,con las preocupaciones, con el estrés,con la ansiedad.... El mundo se ha vuelto loco, se nos ofrece estar en casa, disfrutar de los nuestros, hacer lo que siempre habíamos deseado y ahora... no estamos contentos
Esta pandemia no ha venido de casualidad, ha venido para que nos demos cuenta de las pequeñas cosas, de esas a las que no le hemos dado importancia a lo largo de nuestra vida, para estar más atentos a los que nos rodean, compartir con nuestra familia, reirnos, llorar, disfrutar juntos de las pequeñas cosas, esas cosas que son las GRANDES cosas de la vida. Estamos viviendo un momento grande e igual único, no lo desaprovechemos. Cuando menos lo creamos vamos a tener que volver a las prisas, al estrés, a los agobios, a llevar a los niños de una actividad a otra como cajas de turrones, por su bien decimos o queremos creer. Aprendamos a ver lo importante de la vida que son las cosas pequeñas, las conversaciones, la solidaridad, el amor, la tranquilidad. Saben qué les digo, que le voy a tener que dar las gracias al COVID19 porque me ha dado la oportunidad de ver la vida de verdad, la que realmente vale la pena.
Gracias por tu reflexión. Da mucho que pensar.
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