Fuente: http://blog.tiching.com/
Autora: Alba Alonso Feijoo
Tal y como hemos visto en la primera parte de este artículo Creatividad en el aula (I) no todo apunta al innatismo y la genética, sino que la creatividad también puede ser enseñada. Partiendo de que esto es así, lo que ahora nos interesa a los docentes es cómo podemos ayudar a nuestro alumnado a sacar lo mejor de sí mismos en este campo. Veamos a continuación diferentes estrategias.
¿Qué podemos hacer como educadores para potenciar la creatividad?
- Invitar al alumnado a ser curioso. Existen muchas actividades que pueden fomentar la curiosidad, una de ellas es rompiendo con las rutinas de vez en cuando: “¿Y si hoy escribimos todos con la libreta del revés? ¿Qué pasaría si hoy el profesor no pudiese hablar en una clase? Inventemos un método para que Laura no pierda siempre su lápiz…” Este tipo de iniciativas pueden ser dirigidas en un principio por el docente, para pasar poco a poco a ser absoluto terreno del alumnado.
- Favorecer su libertad de expresión. No dejes preguntas sin responder o anécdotas sin compartir porque no estén directamente relacionadas con el tema. Olvídate de frases como: “¿y qué tiene que ver la velocidad con el tocino?”, porque para Susana sí tienen relación, ya que ese gato del cuento le ha recordado a su tía enferma y quiere compartirlo con su clase.
- Realizar preguntas estimulantes y abiertas, preguntas que les hagan pensar en una solución, no en dar una respuesta. Generar espacios donde sean muchas las soluciones acertadas.
- Tachar la palabra fracaso, y entender los errores como nuevas oportunidades para seguir mejorando. Nunca avergonzar al alumnado por cometer errores.
- Trabajar el pensamiento crítico, las cosas no son porque sí o porque no.
- Incluir innovación metodológica: gamificación, visualthinking, designthinking, ABP, aprendizaje colaborativo, Waldorf, Montessori…
- Incluir las TICs en nuestra práctica educativa, hay miles de maneras de ser creativos con ellas: presentaciones, programando, redes, blogs…
Ya lo decía Ken Robinson en su popular charla TED de 2003 sobre cómo la escuela mata la creatividad: “Si no estás preparado para equivocarte, nunca harás nada original”. Por lo tanto, como educadores también tenemos la responsabilidad de identificar a esos bloqueadores de la creatividad para tratar que afecten a nuestro alumnado en la menor medida posible
¿Qué acciones bloquean la creatividad de nuestro alumnado?
- El restringir las formas impide la expresión de la creatividad. No debemos darles siempre un único formato para una actividad.
- Los castigos y las recompensas. Lo único que suelen conseguir es convertirse en la única motivación y la actividad o lección en sí deja de ser el aliciente.
- El seguir posicionando al docente en la “tarima”. Este ya no deber ser controlador, sino más bien facilitador.
- No ser coherente con las expectativas en cuanto a la capacidad de cada alumno.
- Los estereotipos de género que introducen a los niños y niñas en uno u otro saco según su sexo, e impiden así que puedan ir como individuos más allá de esas creencias.
- Los libros de texto usados de manera estricta.
- Los currículos y las leyes que nunca atienden a las características individuales del alumnado, ni del grupo-clase.
- Las pruebas que solo evalúan contenidos.
La creatividad en el aula se puede desarrollar en muchos ámbitos, no hace falta que cambiemos todos de golpe pero sí que vayamos introduciendo pequeñas modificaciones de manera paulatina. Muchas escuelas ya lo están haciendo, como los jesuitas y sus transformaciones del espacio aula.
Quieres que tus alumnos y alumnas sean personas creativas ¿cierto? Pues empieza por serlo tú. Hazlo ya. ¿Por qué no empiezas mañana? ¿Y si das la clase en el patio? ¿Y si hacéis educación física en el pasillo? ¿Por qué no pintamos una pared del aula con pintura pizarra y dejamos que se expresen allí cuando quieran? ¿Y qué tal un rincón “chill out” de lectura en el jardín?
La creatividad es una competencia que nuestro alumnado va a necesitar y agradecer, no solo en la escuela, sino de por vida. No sabemos cómo serán los trabajos del futuro, pero sí sabemos que para ellos necesitarán ser flexibles, intuitivos, imaginativos, atrevidos, valientes, espontáneos, ingeniosos… En una palabra, creativos.
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