Fuente: one.elmundo.es
Tony Wagner es un revolucionario. Para ello no necesita alzar la voz, montar broncas o recitar consignas. Él prefiere el análisis riguroso y la honestidad intelectual. No en vano es uno de los mayores expertos en educación del mundo. Director del Laboratorio de Innovación de la universidad de Harvard, Wagner es consejero de numerosas instituciones educativas y organismos públicos. Y cuando habla de educación, sabe de lo que habla, puesto que ha ejercido como profesor de secundaria y catedrático de universidad. Es decir, que no se trata de un teórico, sino de alguien bregado en las aulas.
La revolución que plantea este profesor vocacional radica en la necesidad de cambiar el modelo educativo actual para que los jóvenes puedan enfrentarse con garantías al futuro que les espera. Wagner plantea que hay que repensar el papel de la escuela, puesto que actualmente el conocimiento está en todas partes y, por lo tanto, ya no es imprescindible que hay una persona para transmitirlo. De ahí que los buenos profesores deben modificar el rol que han jugado hasta ahora para convertirse en impulsores del talento de sus alumnos. La curiosidad y la creación artística, afirma, están inscritas en el ADN del ser humano, así que habría que preguntarse qué hacemos mal con los niños para que pierdan estas inquietudes cuando se convierten en adultos.
Como todo verdadero revolucionario Tony Wagner ha desterrado la palabra “temor” de su vocabulario. Y anima a que profesores, educadores e instituciones hagan lo mismo. Hay que reinventar la educación y dar un sentido moral a todo lo que hacemos. Es, afirma, “un desafío al que nos enfrentamos como especie”.
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