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lunes, 2 de septiembre de 2019

Sobrevivir en el aula


Hoy nos reincorporamos a clase muchos docentes. Por ello comparto con ustedes una charla muy interesante titulada Sobrevivir al aula, impartida por Hernán Aldana, Dr en Biología de la Universidad de Buenos Aires, especializado en Neurociencia,  Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y de Ciencias de la Salud de la Universidad de Belgrano. Conocer cómo funciona el cerebro de nuestro alumnado es importantísimo si queremos tener clases motivadoras y alumnado motivado.

miércoles, 4 de octubre de 2017

“Tenemos que intentar hacer curioso lo que enseñamos”

Comparto una interesantísima entrevista realizada en la revista Magisterio Español por Adrián Arcos al profesor Francisco Mora

Francisco Mora, doctor en Medicina y en Neurociencia, recomienda interrumpir la clase cada 10 o 15 minutos con imágenes o anécdotas que despierten la atención del alumno y capten su interés.
Doctor en Medicina por la Universidad de Granada y en Neurociencia por la Universidad de Oxford (Inglaterra). Francisco Mora es autor de varios libros, los tres últimos son Neuroeducación¿Es posible una cultura sin miedo?; y Cuando el cerebro juega con las ideas. En esta entrevista lanza algunos consejos para aplicar la neurociencia en clase.

¿Por qué es importante tener en cuenta la neurociencia en el ámbito educativo?
Es fundamental porque aporta conocimiento sólido y contrastado a la Educación y va más lejos de lo que hasta ahora han sido los métodos basados en la observación. La neurociencia añade experimentación y creación de hipótesis basadas en esa observación y en esos experimentos. Es decir, se anclan sólidamente los pasos que debemos seguir para llegar a una mejor Educación, porque no se puede educar, no se pueden crear valores ni normas si no tenemos la base de donde se anclan. Precisamente eso es neuroeducación, saber a qué edades hay que entronizar qué tipo de cosas para que se conviertan en física, química..., es decir, en estructura del cerebro.

¿Qué cambios deberían producirse en la Educación teniendo en cuenta la neurociencia?
Tenemos que darnos cuenta de que hay que hacer curioso lo que enseñamos para despertar a los niños y captar su atención. Tenemos que conseguir que de pronto focalicen en torno a lo que podamos decir. De la misma forma, tenemos que hacer significados que vayan más allá de lo abstracto para que puedan seguirnos con interés. Los maestros tenemos que ser grandes comunicadores. Todo esto es el principio: crear focos atencionales, olvidarnos del rollo de 50 minutos, romper el discurso cada 15 minutos, instrumentar una dinámica que pueda hacer que el foco atencional y el rendimiento mental se mantenga desde las 8’00 hasta las 15’00 horas, lo cual es enormemente difícil, pero por ahí van los tiros sobre la transformación de las formas de enseñar en clase.

¿Por qué es importante que los docentes conozcan el cerebro de sus alumnos? 
Es muy difícil para un docente no formado en neurociencia conocer los intríngulis del cerebro. De ahí el gran problema que significa actualmente cómo transmitimos lo que sabemos de la neurociencia a los docentes para que no se creen malos entendidos que los expertos llamamos neuromitos, falsas verdades. ¿Quiénes tienen que ser los que hagan esa transmisión? Para mí tiene que ser la figura del neuroeducador que haga de puente entre el profesor de Primaria, Secundaria, e incluso de la universidad, y la aplicación de todo ello en la clase.

¿Cómo debe trabajar ese neuroeducador?
R. Sirviendo de puente entre la neurociencia y el maestro, de forma que no solo le haga conocer cómo funciona el cerebro, sino qué aplicar en el aula –y cómo aplicarlo– a las edades correspondientes. Esa es la esencia básica.

¿Tendría que llegar también ese neuroeducador a la familia?
Es fundamental. No se puede educar en puntualidad, autocontrol o ética si no se hace igualmente en la familia. Porque si no hay una complementariedad colegio-familia, aquello es un fracaso. Hay que conseguir transformar la sociedad y que la instrumentalización política logre que familia y colegio, en Educación, vayan al unísono.

¿Qué peligros tienen los neuromitos?
Un neuromito es una mentira o una falsa verdad sobre aspectos del cerebro. Hay más de 52 reconocidos. El más cotidiano es que el ser humano solo aplica el 10% del cerebro. Pero hay estudios que demuestran que el 50% de los maestros dicen que eso es verdad, por lo que si ellos creen en ese neuromito, lo transmiten a sus alumnos, y eso luego lo mantienen para el resto de su vida.

De forma práctica, ¿cómo se pueden aplicar los conocimientos en neurociencia en el aula?
Hoy, por ejemplo, sabemos a qué edades tiene que aprender un niño a leer. Eso antes no se sabía, podía ser a los 3, 5, 6... Hoy sabemos que debe de ser entre los 6 y 7 años, porque es cuando se aprende lo abstracto, que es algo que siempre hay que aprender con alegría y nunca con castigo. Y eso se tiene que instrumentalizar en todos los colegios, no comenzar antes porque puede que un niño no tenga los circuitos cerebrales maduros y lo va a hacer con mucho sufrimiento. Este es un ejemplo paradigmático de lo que queremos que ocurra con casi todo en neurociencia y en la enseñanza: saber cómo aplicarlo.

Pone mucho el énfasis en la importancia de despertar la atención y la motivación.
Tenemos que abandonar la idea de soltar rollos a un niño clase tras clase de 50 minutos. Cada 10 o 15 minutos hay que interrumpir el discurso con una fotografía, un ejemplo, una anécdota... Y entre esas interrupciones tiene que haber una enseñanza que haga que el niño preste atención haciendo siempre interesante lo estamos contando. Y tenemos que estar seguros de que se puede hacer interesante hasta la matemática. Ya sé que no es fácil. En mi libro Neuroeducación pongo 10 ejemplos de cómo se puede hacer interesante lo que se enseña.

¿Se pueden utilizar las TIC para despertar esa intención y curiosidad?
Hay que tener cuidado con las TIC. Yo empezaría diciendo a los padres: “No dejéis que el niño navegue por internet y vea imágenes tocando rápidamente la pantallita. No es necesario y puede que interrumpa la construcción de las funciones ejecutivas. A partir de 4 años sí puede empezar con ello, pero despacio”. Internet, las TIC y las redes sociales son importantes, pero con el matiz de que tienen un ingrediente potencialmente perjudicial.

Pero bien utilizadas, ¿sí pueden ser una herramienta motivadora?
Sin duda, pero en edades más avanzadas donde sí se pueda encontrar la utilidad. Hay que andar muy despacio en todos estos temas porque es verdad que los profesores quieren ser innovadores y aplicar nuevas metodologías, pero es importante que conozcan también todos los avances en neurociencia.

LA IMPORTANCIA DE EDUCAR EN VALORES
“Vivimos en una sociedad muy desho-nesta. Es una realidad que golpea. El deporte nacional es engañarnos los unos a los otros, y eso es muy difícil cambiarlo”. Así se expresaba Francisco Mora en su conferencia durante el I Congreso Nacional de Neurociencia aplicada a la Educación. Pero para él “eso se puede cambiar si se hace bien, con valores y normas”. Y recomienda introducirlas en ese arco vital en que se desarrolla la plasticidad del cerebro, sobre todo a través del juego: “El niño tiene que jugar en el amparo y la protección emocional de la seguridad y la supervivencia”. Para el profesor, “el juego es el disfraz del aprendizaje, es lo que ha inventado la naturaleza para que el niño aprenda y lo haga con la alegría”. Y jugando se aprenden los valores de la verdad, la belleza, la libertad, la dignidad o la igualdad.

sábado, 8 de julio de 2017

NEUROEDUCACIÓN Y EMOCIÓN, PROTAGONISTAS DE SIMO EDUCACIÓN 2017 CON LA PONENCIA DE FRANCISCO MORA

Neurocientífico y autor de numerosos artículos y libros sobre el cerebro y la memoria, el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Mora hablará sobre neuroeducación, una nueva visión de la enseñanza que se centra en el funcionamiento del cerebro, en cómo aprendemos y la influencia de las emociones durante este proceso. Mora incide en que sin emoción no hay aprendizaje y que cada niño tiene un tiempo y maduración diferente.

Organizado por IFEMA, SIMO EDUCACIÓN se celebrará entre los días 25 al 27 de octubre de 2107, en Feria de Madrid 
El programa de ponencias de la próxima edición de SIMO EDUCACIÓN 2017 continúa incorporando interesantes nombres al amplio elenco de especialistas en metodologías innovadoras y grandes gurús de la educación que estarán presentes en la feria. De forma paralela, las empresas líderes en éste ámbito mostrarán un amplio despliegue de avances y soluciones tecnológicas con el fin de mejorar y crear escenarios cada vez más eficaces para el desarrollo de la actividad docente.
En este sentido, el programa, organizado en colaboración con la revista Educación 3.0, ya tiene confirmado la participación de Francisco Mora, neurocientífico y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, que durante la mañana del miércoles 25 de octubre, ofrecerá la ponencia “¿Qué es neuroeducación? De la emoción al conocimiento”. 
La Neuroeducación es una nueva visión de la enseñanza basada en los conocimientos acerca de cómo funciona el cerebro, persigue delimitar bien los períodos del desarrollo cerebral del ser humano teniendo en cuenta que cada niño requiere un tiempo y una maduración diferente. La idea es poder acotar bien estos periodos y su plasticidad, además de encontrar las enseñanzas que más encajen en ellos en función a la maduración sináptica y mielínica de los diferentes circuitos o redes neuronales que codifican para funciones específicas. 
En esta presentación, Mora tratará la importancia de la emoción y el valor de la curiosidad, la atención, los tiempos atencionales y del binomio emoción-cognición. También abordará el lenguaje y la lectura, Internet, valores y normas.
Autor y ensayista español, Francisco Mora se licenció y doctoró en Medicina en la Universidad de Granada, y se doctoró en Neurociencias en la Universidad de Oxford. Mora es catedrático de Fisiología en la Universidad Complutense de Madrid y profesor adscrito de Fisiología Molecular y Biofísica en la Universidad de Iowa, en Estados Unidos.
Además, es autor de numerosos artículos y libros profesionales y divulgativos sobre el cerebro y la memoria, entre los que destacan algunos tan conocidos como El sueño de la inmortalidadCómo funciona el cerebroEl científico curioso: la ciencia del cerebro día a día, o El dios de cada uno.
El programa de SIMO EDUCACIÓN también abordará temas sobre inteligencia artificial, mobile learning, trabajo por proyectos, la clase invertida o el aprendizaje servicio, entre otros; contemplará el desarrollo de diversas sesiones prácticas en formato taller, y contará con la participación de una selección de docentes de toda España que compartirán sus experiencias más innovadoras. Además, el Salón que, organizado por IFEMA se celebrará entre los días 25 al 27 de octubre, mostrará nuevas tendencias educativas de gran relevancia como la realidad virtual, la robótica, la programación y el movimiento maker, entre otras.  
 Más información www.simoeducacion.ifema.es 

jueves, 2 de marzo de 2017

“Hay que acabar con el formato de clases de 50 minutos”



Por: Ana Torres
Publicado en El País
La neuroeducación, la disciplina que estudia cómo aprende el cerebro, está dinamitando las metodologías tradicionales de enseñanza. Su principal aportación es que el cerebro necesita emocionarse para aprender y desde hace unos años no hay idea innovadora que se dé por válida que no contenga ese principio. Sin embargo, uno de los máximos referentes en España dentro de este campo, el doctor en Medicina Francisco Mora, pide cautela y advierte de que en la neuroeducación todavía hay más preguntas que respuestas.

Mora, autor del libro Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama, que ya cuenta con once ediciones desde 2013, es también doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y se empezó a interesar por el tema en 2010, cuando acudió al primer Congreso Mundial de Neuroeducación celebrado en Perú.

Pregunta: ¿Por qué es importante tener en cuenta los hallazgos de la neuroeducación para transformar la forma de aprender?Defiende que la educación puede transformarse para hacer el aprendizaje más efectivo, por ejemplo, reduciendo el tiempo de las clases a menos de 50 minutos para que los alumnos sean capaces de mantener la atención. El profesor de Fisiología Humana de la Universidad Complutense alerta de que en la educación se siguen dando por válidas concepciones erróneas sobre el cerebro, lo que él llama neuromitos. Además, Mora es adscrito al departamento de Fisiología Molecular y Biofísica de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos.

Respuesta: A nivel internacional hay mucho hambre por anclar en sólido lo que hasta ahora solo han sido opiniones, y ese interés se da especialmente en los profesores. Lo que hace la neuroeducación es trasladar la información de cómo funciona el cerebro a la mejora de los procesos de aprendizaje. Por ejemplo, conocer qué estimulos despiertan la atención, que después da paso a la emoción, ya que sin estos dos factores no se produce el aprendizaje. El cerebro humano no ha cambiado en los últimos 15.000 años; podríamos tener a un niño del paleolítico inferior en un colegio y el maestro no darse cuenta. La educación tampoco ha cambiado en los últimos 200 años y ya disponemos de algunas evidencias que hacen urgente esa transformación. Hay que rediseñar la forma de enseñar.

P: ¿Cuáles son las certezas que ya se pueden aplicar?

R: Una de ellas es la edad a la que se debe aprender a leer. Hoy sabemos que los circuitos neuronales que codifican para transformar de grafema a fonema, lo que lees a lo que dices, no terminan de conformar las conexiones sinápticas hasta los seis años. Si los circuitos que te van a permitir aprender a leer no están conformados, se podrá enseñar con látigo, con sacrificio, con sufrimiento, pero no de forma natural. Si se empieza a los seis, en poquísimo tiempo se aprenderá, mientras que si se hace a los cuatro, igual se consigue pero con un enorme sufrimiento. Todo lo que es doloroso tiendes a escupirlo, no lo quieres, mientras que lo que es placentero tratas de repetirlo.

P: ¿Cuál es el principal cambio que debe afrontar el sistema educativo actual?

lunes, 26 de diciembre de 2016

El profesor Mora habla de Neuroeducación





Hoy retomamos una entrevista en HangoutEDU conversando sobre Neuroeducación con el profesor Francisco Mora Teruel. Mora es doctor en Medicina, doctor en Neurociencias y catedrático de Fisiología Humana. Autor del libro ‘Neuroeducación, sólo se puede aprender aquello que se ama’.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Entrevista al Doctor Mora sobre Neuroeducación

Fuente INED21
Entrevista realizada por: José Luis Coronado


Hoy tenemos el privilegio de tener en una entrevista con Francisco Mora, Catedrático de Fisiología Humana por la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, doctor en Medicina por la Universidad de Granada, y doctor en Neurociencias por la Universidad de Oxford, asimismo desarrolla su trabajo actual entre la Universidad de Iowa y España.
Uno de los autores más interesantes de las neurociencias a nivel mundial, y especialmente en ese cruce apasionante que llamamos neuroeducación. Autor de una obra prolífica, algunos de ellos son:“Neurocultura”, Alianza Editorial, 2007, “Cómo funciona el cerebro”, Alianza Editorial, 2009, “El bosque de los pensamientos”, Alianza Editorial, 2009, “El dios de cada uno: por qué la neurociencia niega la existencia de un dios universal”, Alianza Editorial, 2011; o su último libro, “Neuroeducación. Sólo se puede aprender  aquello que se ama”, Alianza Editorial, 2013.
Sin más presentaciones, les dejamos con sus respuestas. Un placer poder entrevistarle en este pequeño rincón: el Magazine INED21. Disfruten.
1. ¿Cómo sintetizaría en tres claves la educación del s. XXI?
La educación en nuestro siglo ya lleva una dirección que viene trazada por la Ciencia y en particular por la Ciencia del Cerebro, alejándola poco a poco de opiniones e ideologías. Todo esto se puede reducir a una clave. Aquella con la que, utilizando el método científico, abrirá los códigos que encierran el funcionamiento del cerebro. Esto nos debiera llevar a un nuevo concepto de la educación. Un nuevo mundo de conocimientos e instrumentos con los que mejorar la enseñanza de los profesores y el aprendizaje en los alumnos. Pero sobre todo a una nueva educación que cambie al ser humano. Y más allá, y aunque parezca idealista, yo me atrevo a predecir que esta nueva educación llevará a desterrar lentamente el pensamiento mágico y a potenciar el pensamiento analítico y crítico y desde luego el creativo. Todo esto acontecerá de un modo lento pero  también, inexorable.
2. ¿Cuáles son las tres aportaciones imprescindibles de las neurociencias, que todo docente debe saber para su trabajo de aula? ¿Podría ponernos algún ejemplo?
La aportación fundamental de la Neurociencia reside en hacer ver a todos los docentes que la puerta de entrada al conocimiento es la emoción. Y que es con la emoción como despierta  la curiosidad de la que se sigue la apertura automática de las ventanas de la atención, lo que pone en marcha los mecanismos neuronales del aprendizaje y la memoria. De esto se sigue que en el aula y en cada clase de todos los días, se debe comenzar haciendo despertar la curiosidad del alumno con algo tal vez ajeno a la propia clase. Algo, sea una pintura, una pequeña pieza de música o de literatura, un objeto extraño, un evento sucedido en el día o la propia palabra del docente que emocione y que en el contexto de la temática de la clase arranque los motores del aprendizaje. Hay profesores de enseñanza media que ya han puesto en marcha estas ideas. Por ejemplo, han encontrado que sus alumnos muestran un gran interés cuando, cada día, antes de comenzar la materia de la clase y  durante algunos minutos, se les muestra en imágenes lo que hará el cerebro de ellos mismos cuando sigan con atención la temática de esa misma clase. Esto ya se está haciendo. Y al parecer funciona.
3. En esa nueva figura que usted tanto ha explicado: el neuroeducador, ¿qué funciones y ayuda puede aportar en un sistema educativo del s. XXI?
El neuroeducador, en cada colegio, sería una figura capaz, de evaluar críticamente los nuevos conocimientos que aporta la Neurociencia, de modo tan acelerado y cambiante, sobre la enseñanza y transmitirlo a los maestros y los profesores. Hay muchos falsos conocimientos, mucho neuromito que hay que rechazar. El lenguaje neurocientífico es un lenguaje, como todo lenguaje científico y técnico, difícil de asimilar por los no iniciados. De ahí la necesidad de un traductor entre la neurociencia y el profesor que trabaja directamente en el aula. Todo profesor tiene ya que saber como funciona el cerebro, sede última de lo que se aprende y memoriza. Y conocer qué mecanismos cerebrales son los que, al ponerse en marcha, llevan a un mejor aprendizaje y memoria de los alumnos. Y aunque estemos en esta temática en el principio de la historia y desconozcamos infinitamente más de lo que conocemos, es ya el momento de tomarse en serio el papel del cerebro en la enseñanza. Y en esto el neuroeducador representaría un papel fundamental.
4. ¿Podría señalar y explicar tres neuromitos que estén extendidos en la cultura popular?
Hay muchos, más de cincuenta. Permítame que le indique solo uno. Y es aquel que dice, y se sigue propagando constantemente por los medios de comunicación (aun a pesar del desmentido también constante  de los neurocientíficos), que solo se utiliza el 10% del cerebro.  Es mentira. Sería largo explicarle en que se fundamenta lo que digo. Pero créame, el cerebro es “uno” en su funcionamiento y utiliza para cada función específica todos los recursos de los que dispone. Todo ello no quiere decir, permítame el eufemismo, que haya gente en la que tal neuromito no se convierta en verdad.
5. En esa nueva complejidad cognitiva/emocional que las neurociencias van desvelando, junto a otras disciplinas, recuerdo una afirmación suya: “la emoción es la energía que mueve el mundo”, ¿cómo están entrelazadas las emociones en nuestro pensamiento y acción?
La emoción es central en el procesamiento de todo lo que se ve, se toca, o se oye. Es consustancial a estar vivo en el mundo pues el mundo sensorial solo cobra significado cuando el cerebro emocional lo colorea de bueno o de malo. Y así las palabras, las decisiones, la razón, el conocimiento y hasta los movimientos que realizamos. Todo está bajo el control de los códigos que velan por la supervivencia. Y ese control es inconsciente. Y en ello se incluye por supuesto lo que se aprende y memoriza. Aprender es tan básico y consustancial a esa supervivencia como lo es la comida o la bebida. Y la memoria igual. Todo el mundo sabe, por propia experiencia, que lo que mejor se recuerda es aquello que tiene un fuerte contenido emocional. Y hoy sabemos que los abstractos, las ideas que hiladas conforman el pensamiento humano, ya tienen significado emocional, Sí, definitivamente, la emoción es la energía que mueve el mundo.
6. ¿Cuáles serían las novedades que las neurociencias están descubriéndonos sobre ese fenómeno tan  escaso y demandado hoy en la sociedad de la información: la atención?
La atención es central a la percepción del mundo y del pensamiento. Nada se puede  aprender, de modo consciente, sin el proceso atencional. Con la atención se conforma el proceso neuronal consciente que atrapa lo que se percibe. Y es con lo que se aprende y clasifica que asoman las diferencias de las cosas y eventos del mundo y eso es conocimiento. La atención no es un proceso unitario. El cerebro pone en marcha redes neuronales diferentes para atender a fenómenos diferentes. Hay una atención básica que es diferente a aquellas otras que conocemos como fija, orientativa, ejecutiva (que es la del estudio), virtual o creativa y digital (Internet). Su conocimiento, particularmente la del estudio, puede ayudar mucho a estudiantes y profesores en distinguir por ejemplo los diferentes tiempos atencionales que se requieren para diferentes materias de estudio.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Francisco Mora "Aprender y memorizar moldea nuestro cerebro"

Por: JAVIER LÓPEZ REJAS 

Fuente: El Cultural

Francisco Mora

"Aprender y memorizar moldea nuestro cerebro"

El investigador Francisco Mora ha creado ya su propia marca. Con un largo catálogo de libros a sus espaldas, este catedrático de Fisiología de la Complutense lleva ahora a las librerías 'Neuroeducación', un volumen en el que destruye mitos y crea las bases para entender mejor los complejos procesos de aprendizaje desde los mecanismos cerebrales.


Coincide esta entrevista al doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford Francisco Mora (Granada, 1945) con un homenaje en la embajada italiana a la neuróloga Rita Levi-Montalcini, de quien dictó la laudatio de su Honoris Causa en la Universidad Complutense. De su agitada agenda surgen entregas editoriales como El reloj de la sabiduría, ¿Enferman las mariposas del alma?, El Dios de cada uno o¿Está nuestro cerebro diseñado para la felicidad? También es el caso deNeuroeducación (Alianza), nuevo estudio con el sello característico de Mora en el que el rigor, la divulgación y la pasión destilan en cada capítulo. 

Se diría que Mora escribe como habla: sencillo pero sin concesiones. Confiesa en la introducción del volumen que Neuroeducación se ha ido gestando a través de conferencias y diálogos con sus colegas y con una de sus habituales estancias en el departamento de Fisiología Molecular y Biofísica del Carver College of Medicine de la Universidad de Iowa, donde fue nombrado Helen C. Levitt Visiting Professor durante el curso pasado. “Es un libro que intenta destacar el momento actual de la relación cerebro-educación, pensando no tanto en su inmediata aplicación en los centros de enseñanza como en conocer la forma en la que se está trenzando ese enlace, que se avizora fructífero”.

-¿Qué parte del cerebro registra el proceso educativo? 
-Sin duda, la corteza cerebral. Y en ella de modo destacado la corteza prefrontal, la parte más anterior del cerebro. 

-¿Podríamos hablar en estos momentos de biología de la educación?
-Sí, claramente, porque la educación se refleja en cambios moleculares y neuronales en el interior del cerebro. Y eso también es biología. Expresamente además ya se refleja así en artículos publicados en revistas científicas del prestigio de Science.

-Hablemos entonces de evolución. ¿Nos “enseña” algo nuestro pasado a la hora de comprender los procesos de aprendizaje en el laberinto cerebral?
-Nos enseña que este es un proceso tan básico para la supervivencia del individuo como lo puede ser beber, comer o la sexualidad. Aprender y memorizar constantemente es vital para todo ser vivo. Sin todo eso se muere muy pronto. Y muchas más cosas que se refieren a los códigos que traemos en nuestros cerebros construidos a través de la evolución y que se reproducen durante el proceso ontogénico de cada ser humano.

-Usted llega a definir el cerebro como un “plástico” que se transforma a lo largo de todo el arco vital...
-Sí, en su sentido original etimológico griego de “modelar” o cambiar de forma. La neurociencia tiene ya evidencias sólidas de que el cerebro cambia a todo lo largo del arco vital humano y que de hecho aprender y memorizar es en su esencia un instrumento con el que cada uno modela constantemente su cerebro: recambio y sinapsis nuevas, otras neuronas, receptores de neurotransmisores que aumentan o se pierden y una larga lista de procesos neurobiológicos. Viene muy a cuento la frase de Ramón y Cajal en la que señalaba que cada hombre es el escultor de su cerebro. Al mencionar lo del arco vital hay que recordar que no es lo mismo la plasticidad del niño de tres años que la plasticidad de una persona de ochenta. 

Emoción y neuromitos

Curiosidad, atención, memoria, emoción... Mora rastrea los ingredientes de la educación, analizándolos por separado, pero hay uno que resulta esencial en el proceso de aprendizaje: “La emoción, sin duda. Sólo se puede aprender aquello que se ama, aquello que te dice algo nuevo, que significa algo, que sobresale del entorno. Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria”.

El autor de ¿Se puede retrasar el envejecimiento del cerebro? también pone algunos puntos sobre las íes sobre lo que él llama neuromitos en torno a la educación, conflictos generados de una errónea interpretación de los hechos científicos. Uno de ellos es, según Mora, el que se refiere al desarrollo en los tres primeros años: “En concreto a la falsa concepción de que debido a esa enorme proliferación de conexiones en los cerebros de los niños, a millones de sinapsis nuevas todos los días, y a la enorme plasticidad, es la fase que permite absorber mejor cualquier tipo de conocimiento”. Según el fisiólogo eso ha hecho a mucha gente pensar que es bueno “inundar” el cerebro del niño con conceptos, vocabularios y memorización de hechos aislados pensando que estos niños tendrán capacidades cognitivas superiores. “Lo que se ignora -sentencia- es que en esos primeros años no se aprenden conceptos abstractos sino que se adquiere un mundo sensorial y motor a través de ese maravilloso instrumento inventado por la naturaleza que se llama juego”. Otro neuromito que deshace Mora es el de que sólo usamos el diez por ciento de las capacidades de nuestro cerebro: “Digámoslo ya, el cerebro utiliza todos sus recursos, de genética y entrenamiento, cada vez que se enfrenta a la solución de problemas o en los procesos de aprendizaje y memoria”.

-¿Puede internet y sus redes de comunicación conducirnos a una revolución cognitiva? ¿Está provocando nuevas formas de atención?
-Todavía conocemos muy poco este hecho, más allá de la activación específica de ciertas áreas cerebrales. Lo que está claro es que en algunos adolescentes internet puede provocar adicción y de esto último sí comenzamos a conocer los sustratos neurales. Lo cierto es que navegar en internet requiere de un foco de atención muy corto y siempre cambiante. Esto puede ir en detrimento de una atención sostenida, ejecutiva, que es la que se requiere para el estudio. Es verdad, como usted señala, que se ha comenzado a hablar de una nueva forma de atención producida por internet pero aún se desconocen los circuitos por los que se desarrolla.

-Qué opinión le merece el mapa cerebral presentado recientemente en EEUU y liderado por Rafael Yuste?
-Es un paso muy importante para seguir profundizando en el conocimiento del cerebro. Pero este acontecimiento, aun siendo muy importante, está muy lejos de llegar a la intimidad del funcionamiento del cerebro humano. Piense que el cerebro es siempre cambiante y diferente en cada ser humano. Por este motivo no permitirá ver los logros realizados con el mapa genómico. El cerebro es el gran misterio, todavía lejano en el horizonte. Esto me recuerda aquello que dijo una vez el Nobel de Medicina David Hubel cuando señaló que el ser humano posiblemente no conozca nunca la intimidad del funcionamiento de su propio cerebro. “Intentar creer lo contrario sería algo así como creer que nos podemos elevar del suelo tirando de los cordones de nuestros propios zapatos”.

miércoles, 30 de marzo de 2016

sábado, 5 de marzo de 2016

Francisco Mora: “El cerebro sólo aprende si hay emoción”

Educación 3.0

Para Francisco Mora, la clave no está en fomentar las emociones en el aula, sino en enseñar con emoción. Por eso, un “profesor excelente es capaz de convertir cualquier concepto, incluso de apariencia ‘sosa’, en algo siempre interesante”.
Entrevista MoraA lo largo de su trayectoria profesional, Francisco Mora ha alternado su labor como docente —es, además de doctor en Medicina y Neurociencia, catedrático de Fisiología en la Universidad Complutense de Madrid y profesor adscrito de Fisiología Molecular y Biofísica en la Universidad de Iowa, en Estados Unidos— con la de investigador (en España y Estados Unidos) y la de divulgador. Tanto en sus conferencias, como en sus artículos y libros, se centra sobre todo en el funcionamiento del cerebro, en cómo aprendemos y la influencia que tienen las emociones en este proceso. El objetivo: acercar los avances de la neurociencia al público.

¿Cómo aprende el cerebro?

Aprender es un proceso que ya viene programado genética-mente en el cerebro de todos los organismos. Es la base de la supervivencia del individuo y de la especie, como lo puede ser comer, beber o la propia sexualidad. Aprender y memo-rizar en su esencia significa hacer asociaciones de eventos que producen cambios en las neuronas y sus contactos con otras neuronas en redes que se extienden a lo largo de mu-chas áreas del cerebro. Y, en su esencia, todos los cerebros usan los mismos mecanismos neurales de aprendizaje.

Y, en el caso concreto de un niño, ¿cómo aprende?

Un niño comienza a aprender desde el mismo momento del nacimiento, si no antes. Aprende en los primeros años a través de esos mecanismos básicos que son la imitación, la atención compartida y la empatía, como explico y pongo ejemplos en uno de mis últimos libros ‘Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama’.
Entrevista Mora revista

¿Qué papel juegan los padres y los docentes en el aprendizaje de un niño?

Un papel trascendente, sobre todo en el aprendizaje de va­lores y normas. Los padres, con su lenguaje, su conducta y, con ella, el respeto a ciertos valores y normas, moldean, cambian la estructura física y química del cerebro del niño de una forma casi definitiva y, por tanto, su futura conduc­ta. El maestro, definitivamente, colabora en ese proceso de manera esencial.
Este texto, y el reportaje de las Comunidades de Aprendizaje, entre otros, son resúmenes de los contenidos que publicamos en el Número 21 de la Revista Educación 3.0 impresa, correspondiente a invierno 2016. Para poder leerla completa es preciso suscribirse: podéis hacerlo como centro o como particular llamando por teléfono (91 547 00 95) o a través de la página web. 

jueves, 21 de enero de 2016

Hablando de Neuroeducación en HagoutEDU con Francisco Mora



HangoutEDU se presenta conversando sobre Neuroeducación con el profesor Francisco Mora Teruel. Para los que no pudieron verlo en directo les dejo el enlace. El profesor Mora está acompañado del profesor Ortigosa, un canario en Madrid.

viernes, 7 de agosto de 2015

Neuroeducación: un desafío para los docentes

Desde que Hart en 1983, en su libro Human Brain, Human Learning, enunció que la estructura del enfoque tradicional de enseñanza y de aprendizaje era “opuesta al cerebro”, se han realizado multitud de estudios e investigaciones al respecto que demuestran que esto es así inevitablemente. Su hipótesis era que la enseñanza compatible con el cerebro tendría como resultado un aprendizaje, un clima y una conducta mucho mejores. Y declaraba enfáticamente que para que la educación fuera realmente “compatible con el cerebro” debía ocurrir un cambio en el paradigma de enseñanza-aprendizaje.
Entonces, ¿qué debemos cambiar en nuestra forma de enseñar? La respuesta es obvia: la metodología.
La neurociencia nos puede ayudar en este sentido, nos sirve para entender cómo aprende el cerebro. Este conocimiento nos ayudará a mejorar sustancialmente la eficacia de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Desde la pedagogía, basándose en los paradigmas que nos ofrece la neurociencia y de acuerdo con el currículum escolar, deberían generarse nuevas formas de enseñanza, nuevos modelos pedagógicos coherentes con el desarrollo del cerebro en las diferentes etapas de la vida.
Es bien sabido que el futuro del cerebro depende de las redes neuronales que se hayan establecido durante la etapa escolar en función de la educación recibida. Nos lleva más tiempo desaprender algo que hemos aprendido erróneamente que aprender bien, es decir, adquirir un nuevo conocimiento por el camino adecuado. La organización, secuenciación y repetición de los procesos de aprendizaje son básicos para desarrollar y mantener circuitos neuronales mientras que la aleatoriedad conlleva siempre un mal aprendizaje. La repetición y las rutinas consiguen una mayor precisión, rapidez y velocidad en las conexiones neuronales.

Debemos tomar conciencia de la importancia que tiene conocer más sobre nuestro cerebro y de cómo ello influye en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cuanto más conozcamos sobre su funcionamiento más eficaz será el trabajo que desempeñamos en nuestras aulas. El maestro que conozca los principios neurobiológicos tendrá en sus manos una valiosa herramienta para diseñar una praxis docente exitosa.

Por otra parte, G. Siemens, en su obra Knowing Knowledge, traducida por Nodos ELE, propone una visión dinámica del conocimiento, como una estructura neuronal que se va generando y alimentando mediante el establecimiento de conexiones en procesos de aprendizaje. Aprendemos (tanto individualmente como colectivamente) generando conexiones entre conceptos, secuencias, nodos, y también por simulación o réplica, tal como se indica en los descubrimientos en neurociencia cognitiva sobre el funcionamiento de los sistemas de neuronas espejo o especulares (Rizzolatti). Muchos científicos consideran que el hallazgo de las neuronas espejo constituye uno de los logros más importantes de la neurociencia de las últimas décadas, especialmente por su importante papel en el aprendizaje y desarrollo cognitivo.
Con el impacto de los nuevos medios digitales es mucho mayor el número de procesos y entornos que intervienen e influyen en la creación de conocimiento. En la era de la sociedad-red necesitamos una concepción más flexible del conocimiento. A partir de las principales ideas del conectivismo, Dave Cormier hizo en 2008 su aproximación a la “educación rizomática”. El término surge de una metáfora sobre el rizoma, raíz que en su crecimiento va creando sus propias ramificaciones indefinidamente. Lasimágenes de los rizomas tienen cierta similitud con las redes neuronales. Una planta rizomática no tiene un centro, se da en un lugar abierto, donde es posible el crecimiento porque no hay obstáculos o delimitaciones, sino que se compone de una serie de nodos, que pueden crecer y difundirse por sí mismos, solamente limitados por las características de su hábitat. El aprendizaje rizomático es así negociación de conocimiento, aprendizaje abierto, dirigido por cada uno y por todos al mismo tiempo, sus ramificaciones son imprevisibles y siguen creciendo a lo largo de la vida.
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El futuro de la educación pasa, pues, por generar nuevos modelos de enseñanza que incorporen el uso de los nuevos medios digitales. No se trata tanto de qué enseñar (contenidos) sino de cómo enseñarlo (procesos) a la luz de los nuevos conocimientos sobre cómo el cerebro aprende, atiende, memoriza y soluciona problemas. Esto debería ser así porque las redes neuronales que se implican en el “cómo” son mucho más complejas, organizadas y flexibles que las que se implican en el “qué” que son más simples, sencillas y menos distribuidas en el cerebro. Cuando las redes del “cómo” están establecidas es mucho más rápido y efectivo generar aprendizajes a partir de un pequeño “qué” (poca información).  El aprendizaje se optimiza cuando el alumno es un protagonista activo del mismo: han deaprender a aprender. Es imprescindible fomentar en los alumnos el aprendizaje vivencial y periférico de manera que saquen el mayor provecho posible de sus experiencias.
Tal como dicen en “Escuela con cerebro, un espacio de documentación y debate sobre neurodidáctica“: Ya no hay excusas para mejorar la educación. La utilización de estrategias innovadoras en el aula avaladas por las evidencias empíricas de los estudios científicos y analizadas con espíritu crítico durante el ejercicio docente han de convertir las escuelas en centros directamente vinculados al mundo real a los que los niños les encante asistir. Porque conocer cómo funciona el cerebro abre nuevas vías educativas y posibilita que las experiencias de enseñanza y aprendizaje sean felices, que en definitiva es lo más importante. Utilicemos el gran potencial que la neuroeducación nos suministra. El futuro ya está aquí.
Se hace necesaria la formación del profesorado en nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje:Aprendizaje basado en proyectos, metodología Flipped Classroom, metodologías basadas en la teoría de las Inteligencias Múltiplesaprendizaje cooperativo…, más orientadas al desarrollo de capacidades cerebrales específicas de cada niño y a obtener todo el potencial  en vez de centrarse en el déficit del alumno.
¿Qué papel juega la tecnología en este cambio metodológico? Muchos autores apuntan que la brecha ya no es sólo digital sino cerebral; hablan de una brecha cerebral entre los jóvenes de hoy en día y sus antecesores. Se ha visto cómo las TIC condicionan ciertos tipos de sinapsis neuronales que se manifiestan en maneras diferentes de procesar la información, relacionarse y aprender. El cambio metodológico puede también enriquecerse y beneficiarse del uso de las TIC en el aula.
Podemos concluir afirmando que la educación actual necesita de forma urgente una profunda reestructuración. Los nuevos tiempos requieren nuevas estrategias y nuevas metodologías, en definitiva, nuevos enfoques que permitan preparar a los futuros ciudadanos de un mundo en constante cambio y evolución, que no impidan quedarse desfasados ante las futuras avalanchas tecnológicas y se adapten a la actual sociedad del conocimiento.
Se trata, en definitiva, de redefinir el rol y las competencias de los docentes, sobre todo, en formación en metodologías efectivas, como he comentado anteriormente, para abordar la actividad en el aula de una manera más competente y eficaz para el alumnado. Como afirma el Prof. Raúl Salas Silva, “no podemos seguir como estamos; si queremos, los profesores, ser realmente profesionales de la educación, tenemos que actuar como tales. Y eso requiere que adquiramos una buena base de información científica sobre el cerebro, sobre cómo aprende el cerebro.”
Tenemos en nuestras manos, como docentes, la posibilidad de ayudar a desarrollar el potencial de todos y cada uno de nuestros alumnos dado que es, en la etapa escolar, cuando más moldeable y plástico se encuentra el cerebro. Aprovechemos ese momento y la oportunidad que se nos ofrece, nuestro esfuerzo merece la pena. Se puede hacer mucho desde la escuela. El futuro de la sociedad reside en la mente humana y el tipo de conexiones que establecemos tanto internamente como externamente.
Autora: Marisa Ramón