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martes, 3 de septiembre de 2024

3,2,1 arrancamos

 

Por Esteban G. Santana Cabrera  

Desde la Antigüedad, el papel del maestro ha sido fundamental en la transmisión de saberes y en la formación de ciudadanos. En la antigua Grecia, filósofos, como Sócrates, no solo enseñaban conocimientos, sino que estimulaban el pensamiento crítico a través del diálogo. Más tarde, en la Edad Media, los monasterios y las primeras universidades europeas vieron nacer a los primeros docentes formalmente reconocidos, quienes se encargaban de preservar y transmitir el conocimiento en tiempos de incertidumbre y cambio.

Con el paso de los siglos, la profesión de docente ha ido evolucionando y adaptándose a las necesidades de cada época. Actualmente, la educación ha dejado de ser un privilegio para unos pocos y convertirse en un derecho fundamental. Los docentes ya no somos solo transmisores de conocimientos, sino también guías, facilitadores del aprendizaje y, sobre todo, modelos a seguir.

El comienzo de un nuevo curso escolar que ahora empieza es siempre un momento cargado de emociones para los docentes. En estos primeros días de septiembre, tras la vuelta de las vacaciones, nos enfrentamos de nuevo a la realidad de una profesión que, aunque apasionante, es también desafiante. Sentimos la mezcla de ilusión y nerviosismo, la expectativa y la incertidumbre ante el grupo que nos tocará guiar este año. Nos preguntamos si estaremos a la altura, si lograremos conectar con nuestros alumnos, si podremos transmitirles no solo conocimientos, sino también valores y motivación para aprender.

En este nuevo curso, como cada año, volvemos a enfrentarnos a nuestras emociones y a la incertidumbre de lo que nos deparará el camino. Sabemos que, a pesar de las frustraciones y los desafíos, nuestra labor es crucial para el desarrollo de nuestro alumnado y, por ello, para el futuro de la sociedad.

Como docentes, debemos recordar que "educar es emocionar al alumnado". Nuestro reto no es solo llenar las cabezas de datos, sino inspirar corazones, fomentar el pensamiento crítico y ayudar a nuestros alumnos a encontrar su camino en un mundo cada vez más complejo.

viernes, 14 de julio de 2023

En Onda Educativa un maestro de vocación

Esta semana en Onda Educativa, tuvimos una entrevista exclusiva muy especial, con un maestro de Primaria de mi centro, que se jubila en el mes de septiembre. Nos habló sobre su trayectoria educativa a lo largo de su carrera profesional como maestro de Primaria. Antonio Santana, un maestro comprometido y apasionado por la docencia.
Durante años ha impartido clase en varios colegios, también estuvo unos años a cargo de la dirección. En sus primeros años estuvo aprendiendo a navegar por el sistema escolar y encontrando su estilo de enseñanza. Con el tiempo ha desarrollado técnicas y habilidades que le han permitido ser uno de esos maestros que dejan huella en sus alumnos.
En esta entrevista Antonio nos habló sobre su experiencia a lo largo de su carrera ,como va asumiendo más responsabilidades, del liderazgo en la escuela, sobre la importancia de la educación y su desarrollo profesional
No se pierdan la entrevista.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Tamaraceite recuerda a sus maestros

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Por Esteban G. Santana Cabrera  

Ahora que estamos comenzando un nuevo curso académico me gustaría echar la vista atrás para recordar a tantos y tan buenos enseñantes como han pasado por Tamaraceite. Verdad es que eran otros tiempos y las "metodologías" en muchas ocasiones se acercaban al dicho popular "la letra con sangre entra", aunque tengo que decir que aunque "haberlos hailos" no fue la generalidad y el cariño y la cercanía fue un detonante en el entorno educativo de nuestro barrio. Y por eso son recordados aún después del paso de los años. Tamaraceite siempre ha sido cuna de grandes y recordados maestros y maestras. Algunos de ellos llegaron a la enseñanza pública cuando se crearon los  colegios públicos en España. Unos años antes, en Tamaraceite, allá por el año 1944, había una escuela unitaria de cuatro unidades, dos de niños y dos de niñas, cuyos maestros eran Don Lorenzo, su cuñado Don Santiago, Doña Ángeles Marrero y Doña Antonia Pérez. Estaban situadas en la casa que está enfrente de la iglesia y otra en la Montañeta. Años más tarde, sobre 1962, justo antes de desaparecer, estaban situadas en la Carretera General. La de las niñas estaba en el número 151 y enfrente, la de los niños, en el número 84. Eran maestros de las mismas Don Manuel Balbuena, Don Marino, Doña Antonia y Doña Ángela. Unos números más arriba en esta misma calle y ya en los años 60 me gustaría destacar el colegio de Olga Cabrera, en la que aprendieron a leer y a escribir muchos de los que hoy peinan canas como Juan Alberto Díaz y Antonio Felipe. 

Otro de los colegios de nuestro barrio, en este tiempo pueblo fue el Colegio de Angelita, llamado Nuestra Señora de la Soledad, situado en la Calle Magdalena de la Montañeta. Era un colegio de niñas que cursaban hasta cuarto de primaria y que luego pasaban al Adán del Castillo. Muchas de las niñas de este colegio recuerdan las enseñanzas de Angelita y sobre todo como las enseñaban a coser. 

Mi primera maestra fue Chita, como también lo fue para muchos niños y niñas de La Montañeta. Con ella aprendimos las primeras letras gracias a su paciencia y buen saber. Su escuelita estuvo primero en el callejón de la Calle Magdalena donde Pinito la maestra había tenido su escuela antaño. Luego la trasladó a la Calle Belén, donde estaba antiguamente el Pilar, en lo alto de la calle y en una cuevita donde también vivía. Todavía recuerdo aquella entrada llena de plantas, la clase estaba en la cueva de la derecha al fondo junto al resto de habitaciones de la vivienda, también cuevas. Una muerte repentina sesgó la vida de Chita a la que no recuerdo nunca levantarle la voz a ningún niño y mucho menos pegarle. Cuando salíamos del colegio pasábamos por la tienda de Carmita Déniz, en el principio de la calle, a comprar algunas chucherías. Nos despachaba por el ventanillo y desde allí podíamos divisar las golosinas encima de una mesa grande de madera que era la delicia de todos los pequeños.

Don Vicente Artiles, farmacéutico en Tamaraceite y concejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ante el desbordamiento que sufría la unitaria, pidió un colegio de 14 unidades para el pueblo. Se lo concedieron de 8 unidades, inaugurándose en septiembre de 1963, siendo su primer director Don Manuel Balbuena.

Al colegio se le puso como nombre Colegio Nacional Adán del Castillo ya que se construyó en unos terrenos donados por este señor para tal fin. Al año de su inauguración se quedó pequeño, ya que Tamaraceite estaba acogiendo a una población procedente de zonas rurales que se estaban instalando en el casco y en los barrios de alrededores. Por ello se tuvo que ampliar en 1964, construyéndose las dos torres laterales.

Para el momento en que se vivía, era uno de los centros más modernos y equipados ya que tenía salón de actos, vestuarios, etc. En 1971 se daba clase hasta en los pasillos a pesar de tener en ese momento 22 unidades, y con una ratio de 50 alumnos por aula. Estaba dividido en dos secciones, una de niños y otra de niñas, con patios independientes. Fue Don Francisco Gil Mayor, siendo director, el que abrió un pasillo central denominado por los alumnos como “el túnel”, por el que se comunicaban las dos alas, aunque sólo fuese para poder pasar él. Ya en 1975 pasa a ser mixto. En el año 1972, acudían al comedor escolar del Colegio Adán del Castillo 160 niños, de ellos 80 becados por el Ministerio de Educación y el resto pagando una cuota de 12 pesetas. En esa época sólo podían utilizar el servicio de comedor gratuito el director, maestros encargados y educador y el personal de cocina.

El colegio Adán del Castillo siempre ha destacado por las actividades extraescolares, tanto artísticas como deportivas. Comenzaron a realizar viajes de fin de curso desde muy pronto, siendo uno de los primeros colegios en hacer esta actividad que se inició en el curso 1974-75 yendo a Madrid. En esta ocasión sólo participaron doce alumnos y como maestros fueron José Luis Morán, Doña Angelina Zamora y Juan Alberto Roque. 

En 1972, poco antes de que se construyese el colegio Valencia, el Colegio Adán del Castillo estaba dividido en tres partes. La derecha ocupada por las niñas, la izquierda por los niños y la central que correspondía al comedor, auditorio y cocina. En el curso 72-73 tenía en funcionamiento 22 aulas y una matrícula de 1300 alumnos. Después de la apertura del Colegio Valencia, la matrícula quedó reducida a 741 niños. En esta época el director fue Don Juan Roque, un gran docente y mejor persona que hizo mucho por las familias del pueblo. Además su etapa como director fue de mucha actividad cultural y artística.  En esta época se comenzó con una rondalla iniciada por él mismo y se empezaron a realizar los primeros escalas en hi fi de la mano de José Luis Morán y luego de Conchi Moreno. Esta actividad que consistía en festivales en fechas determinadas como navidad, carnaval y fin de curso. A José Luis lo sustituyó Conchi, cuando este se trasladó de colegio, y a ella se le une Guillermo Cabrera realizando actividades tan importantes como el Belén viviente, galas de carnaval, etc. Con el tiempo surge el grupo Adeuna que acogía también a exalumnos y en el que participan padres y madres y que tantos éxitos le dio en el Carnaval de Las Palmas de G.C. Algunos de los maestros de estos años fueron las hermanas Hernández (Doña María y Doña Paca), Don Carmelo, Don Oscar, Don Julio, Señorita Mari Carmen, Señorita Ester, Don Juan Clemente, Doña Angelina, Don Calixto, Don José Luis, Juan Alberto Roque, Don Pedro y tantos otros que ahora se me quedan en el olvido.

Con la Ley Villar el deporte se trabajaba mucho en la escuela. El Adán del Castillo consiguió muchos éxitos, llegó a representar a la provincia de Las Palmas en los Campeonatos de España de Fútbol escolar y fue el primer colegio con un entrenador norteamericano, siendo Gil Mayor director, y cuando el baloncesto se estaba iniciando. Incluso se llegó a crear un equipo federado de baloncesto, el NiK, que acogía sobre todo a ex alumnos entre los que estaban Joselito, Luis, Felipe Afonso,  Ravelo, etc. y siendo entrenado por Juan Alberto López, otro de los maestros del colegio y que llegó a ser director del mismo durante 9 años. Él recuerda todavía con mucho cariño a la primera generación de alumnos que tuvo en clase entre los que estaban Mario Hernández, Carmelo Salazar, Joselito, Pepe Cabrera, etc.

Mi madre tenía un bazar enfrente del mismo colegio, conocido como el "Bazar de Sarito", punto de encuentro a la salida y entrada al centro y en él se despachaba desde una libreta o un lápiz hasta una golosina o una revista o periódico. El momento preferido de los chiquillos en los años 70 y 80 era el recreo, cuando mi madre salía hasta las rejas del colegio al son de los gritos de los niños llamándola impacientemente "Saritoooooooo" y nos traía los "matahambres", los donuts o las chuches. Otra figura importante en el colegio era el portero, quién no recuerda a Manolito o “Genarito”, como le llamaban cariñosamente los maestros por su amor por los geranios, dando vueltas en su bicicleta en los patios del colegio. También hay que recordar a “Tomasito” que estuvo en el colegio más de 15 años, hasta que falleció.

Por último, no quiero terminar de hablar del Adán del Castillo sin nombrar a otros maestros que por el centro pasaron y dejaron su huella en muchos de nosotros: Angelina Zamora, Doña Paca y su hermana Doña María, Don Julio, Don Carmelo, Don Oscar, Don Juan Clemente, Juan Alberto Roque, Don Gustavo que fue mi entrenador de voleibol en el colegio y los sábados cargaba a todos los chiquillos en su coche para jugar los partidos en la liga escolar, con el que tuve el placer de trabajar en el IES Cairasco de Figueroa,  Don Teodoro, Don Olegario, Juan Jesús, Señorita Tita, Doña Juana, Alicia y tantos otros que sería imposible nombrarlos a todos sin dejar a algunos atrás.

Otro colegio importante en nuestro pueblo es el Valencia que surge el 16 de diciembre de 1972, siendo su primer director Fernando Arencibia, vecino de nuestro pueblo. Nace debido a un plan de urgencias, ante la masificación que estaban teniendo los centros, durante la Ley Villar. Hay que recordar que el colegio Adán del Castillo, antes de la inauguración del colegio Valencia, tenía tres turnos. Se construyó de manera provisional, por la urgencia que había en la época y se emplearon materiales de menos calidad, como techos de planchas de uralita, etc. Lo cierto es que lo que en principio iba a ser durante una temporada se ha convertido en parte de la historia de Tamaraceite, llegando a tener 45 unidades. Antonio José González tristemente fallecido, estuvo durante 26 años en el colegio, llegó a ser director y compartió muy gratos recuerdos con compañeros como Raimundo, Heriberto, Cesáreo, etc. que pasaron del Adán del Castillo al Valencia, siendo su primer portero “Folito”, hombre entrañable donde los haya y que tanto cariño dio a los niños y a los maestros. Una actividad muy recordada aún de este colegio era el festival del “Día de la Madre”, iniciándose a principios de los 70, realizándose 13 ediciones, en las que participaron grupos tan importantes como Los Covinas o Los Tamas. Se ensayaba desde enero hasta marzo y los niños cantaban con voz en directo.

Como han podido comprobar, Tamaraceite recuerda aún a sus maestros y maestras, porque la escuela siempre fue un espacio donde se prolongaba la vida de los chiquillos de distintas generaciones. 

Finalizo con una frase de William Arthur Ward que define a cada uno de estos maestros y maestras que pasaron por Tamaraceite: "La enseñanza es más que impartir conocimiento, es inspirar el cambio. El aprendizaje es más que absorber hechos, es adquirir entendimiento". Muchos de ellos lo consiguieron y de sus aulas han salido grandes profesionales y mejores personas.

viernes, 27 de noviembre de 2020

¡Feliz día Maestr@s!


En un día como el de hoy me vienen a la mente aquellos maestros que marcaron mi vida e hicieron que me decantara por esta linda profesión del magisterio. Por ello quiero recordar a Chita, que me enseñó a leer en aquella casita vieja de la Montañeta y luego en su escuela-cueva en la Calle Belén, la Señorita Tita en el Colegio San Francisco Javier de Guanarteme de la que recuerdo aún su sonrisa y el cariño con el que nos trataba a los chiquillos.

Posteriormente en el CEIP Adán del Castillo recuerdo con especial cariño a Don Julio mi tutor de Sexto y a su mujer, a las hermanas Hernández, Doña María especialmente que me enseñó Matemáticas, Juan Alberto López Galván el que me enseñó las primeras frases completas en inglés y con el que me di cuenta que profesor de Lenguas Extranjeras sí que no iba a ser. También de esa época recuerdo especialmente a Juan Alberto Roque, a Esther Cabrera mi seño de Religión y a Don Gustavo, nuestro entrenador de Voleibol y con el que luego coincidí como compañero en la docencia. 

Del instituto recuerdo con nostalgia a Germán un profe de Inglés con el que saqué el primer sobresaliente en Inglés de mi vida en 3º de BUP, y el único. Geni, Blanca, Manolo,Diego,... Muchos de ellos  en mi etapa en el Cairasco los tuve de compañeros. Y para no cansarles, quiero tener un recuerdo para mis profes de la Universidad, Ramón Díz, Alex Hansen, Nacho y especialmente Enma Pérez Chacón, que me hizo amar la geografía. Para todos ellos este rap improvisado de algunos de mis alumnos: ¡gracias maestr@s!  

lunes, 19 de noviembre de 2018

¡Adiós maestra y gracias por todo!

Esta semana falleció Elvira Vaquero, una compañera de profesión, pero no una compañera cualquiera, sino de esas que hacen grande esta profesión docente. Una mujer implicada las 24 horas del día por su centro y por su comunidad educativa, lo que la llevó a comprometerse en su municipio desde la política en donde estuvo como concejala de Educación en esta última legislatura. Es muy fácil hablar de una persona cuando ya se ha ido, está claro que, como dice un amigo mío, los reconocimientos hay que hacerlos en vida, pero Elvira Vaquero tenía ya el reconocimiento más grande, el cariño de sus vecinos y de las comunidades educativas de los centros de Valsequillo. Si tuviera que definirla con una palabra, ésta sería LUCHADORA, porque no solo estuvo varios años luchando contra una cruel enfermedad, que no logró apearla de su trabajo de gestión salvo en los momentos de hospitalización, sino una luchadora por conseguir mejorar la educación en su ámbito más cercano, en su municipio. 
Porque para ser buen maestro o maestra  hace falta  ser buena persona, esa es la llave que arranca el proceso de enseñanza aprendizaje. Y así supo hacerse Elvira con el respeto y el cariño de su alumnado y de sus compañeros en el claustro. Ella era una maestra de esas de las antes, en versión moderna, que no se quedaba en que su papel era de puertas para adentro del cole, sino que le gustaba conocer a las familias y el entorno que les rodeaba para así poder afrontar mejor la dura tarea de la enseñanza. Por otro lado era una mujer con mucha empatía y ahí es donde ella brillaba con luz propia, pudiendo ver las necesidades de los niños y niñas porque se ponía en su piel. 
Tuve la oportunidad de conocerla a través de mi amiga, valsequillera de pro, María Jesús, y ella solo me hablaba maravillas de Elvira.¡Y ella nunca se equivoca con la gente, se los aseguro!
Vaya desde estas líneas mi reconocimiento como docente, pero sobre todo como persona. Elvira, sembraste el cariño allá por donde pasabas y eso en esta sociedad individualista y egoísta no es lo normal. Está claro que para ser un buen docente hay que ser buena persona y lo mismo para ser un buen político. Tú lo cumpliste con creces y tu huella siempre quedará grabada, no solo en la comunidad educativa de Valsequillo sino entre todos aquellos compañeros y compañeras que tuvieron el lujo de compartir contigo lo que más amabas, tu profesión docente. 
¡Adiós maestra!

Por: Esteban G. Santana Cabrera

domingo, 25 de febrero de 2018

¡Adiós maestro Genaro!


Genaro Pulido (q.e.p.d.)
Muchas veces nos referimos al maestro, a aquellos que transmiten  conocimientos y no tanto a esos que tienen un comportamiento ejemplar y un modo de vida conforme a la ética, tanto en lo humano como en lo profesional. Pero ésta es una de las personas que reúne las dos características. Días atrás nos dejó de manera prematura, con tan solo 53 años, un maestro de esos que hacen escuela, no solo por su buen hacer sino por su personalidad. Genaro Pulido era un maestro y una persona de los que les cogías cariño sin querer, porque se lo ganaba a pulso. Tenía la ingenuidad de un niño, lo que le hacía estar más cerca de ellos. Un amante de la lectura y de la conservación del medio ambiente y no se perdía ninguna acción que se encaminara a la conservación del patrimonio natural. Fue uno de los primeros objetores de conciencia, pero de los de verdad, no por "escaquearse" de la mili sino de los que no creían en la fuerza para resolver los conflictos. 

Su amor a la naturaleza lo llevó a estudiar Geografía, estudios que se sufragó trabajando en el servicio de limpieza, donde estuvo hasta que le llamaron desde la Consejería de Educación. Llegó a finalizar sus estudios en Tenerife, con mucho esfuerzo económico pero con el entusiasmo del primer día. 

Mi relación con Genaro se remonta a nuestros años de Magisterio, donde desde la última fila veíamos y analizábamos a los grandes profesores que teníamos, y aprovechábamos para hablar de temas tan diversos como la agricultura hasta los últimos aconteceres políticos. De él aprendí mucho, pero sobre todo a ver la vida de otra manera, sin problemas, sin preocuparte por lo que dijeran los otros. Se ganaba a los demás con pequeños detalles y fue un compañero genial.
Su manera de ser era la misma con el paso de los años, y con ese mismo talante trataba a sus alumnos con dificultades, a los que mimaba con el cariño que desprendía.

Después de 25 años organizamos hace bien poco un encuentro de antiguos compañeros y ahí estuvo Genaro, el mismo Genaro de siempre, por él no habían pasado los años. La misma jovialidad, la misma simpatía, el mismo encanto. Le encantaba Alemania y desde allí nos enviaba fotografías orgulloso de su acontecer en tierras bávaras.

Genaro no se ha ido, gente buena como él no puede marcharse de este mundo de un día para otro, porque su sombra siempre estará entre nosotros. Su eterna sonrisa, esa que siempre nos brindaba, irá con nosotros siempre, pero sobre todo su ejemplo. Adiós maestro, amigo, compañero. 

Por Esteban G. Santana Cabrera

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Cientos de recursos e ideas educativas para el nuevo curso

Fuente: AYUDA PARA MAESTROS

Comparto con vosotros cientos de recursos e ideas educativas para el nuevo curso. Son artículos que han sido publicados en este blog o en mi otro blog, El blog de Manu Velasco. Para acceder a los recursos haced clic en cada uno de ellos. ¡Espero que os sirvan!
22 Apps para gestionar el aula y organizar el nuevo curso.
100 herramientas TIC y blog educativos que no te puedes perder.
Cientos de libros para docentes.
Frases inspiradoras de grandes deportistas olímpicos.
Los mejores juegos educativos para niños y adultos.
La ruleta de la fantasía.
Ideas para convertir el patio en un espacio lúdico educativo.
Los mejores recursos para gamificar tu aula.
Selección de películas muy interesantes para docentes.
7 juegos de mesa para utilizar en clase.
4 charlas TED de educación imprescindibles.
Palabras ara la vida.
Palabras de maestro.
Palabras entre maestros.
Vídeos para educar.
46 Apps para docentes. 3.0.
5 vídeos cortos para educar en valores.
5 vídeos cortos para trabajar la atención a la diversidad.
Dejando huella - Actividad para valorar las cualidades positivas de los demás.
Señales lectoras para conseguir un buen ambiente lector.
El dodecaedro mágico - Un regalo muy especial para nuestros alumnos.
Pequeños consejos para empezar un nuevo curso.
El Lectómetro - Actividad DIY para motivar a nuestros alumnos a leer.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

UN BUEN MAESTRO NECESITA SENTIRSE PARA HACER SENTIR A SUS ALUMNOS

Fuente: INED21
Un buen maestro necesita sentirse para hacer sentir a sus alumnos. Sentirse seguro, esperanzado, alegre, optimista y motivado. Si algo tengo claro es que las personas necesitamos de personas. Son muchas las ocasiones en las que pensamos que para sentirnos así dependemos siempre de los demás, y es verdad que en ocasiones es así, pero la mayoría de las veces dependemos de nosotros mismos, de nuestra actitud, de nuestra mirada ante las cosas… Todo cambio debe partir de uno mismo y el objetivo es llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos para ofrecérsela a nuestros alumnos y a nuestros compañeros.
He intentado pensar en qué es lo que me hace a mí sentirme esperanzado, seguro, alegre, optimista y motivado. La verdad es que esta reflexión ha sido difícil y algo desordenada. Así que aquí comparto con vosotros lo que a mí me hace sentirme y que me permite intentar hacer sentir a mis alumnos.
Me siento cuando…
Transformo las emociones negativas en algo positivo.
Soy consciente de que tengo miedo y decido qué hacer con él.
Sé que sé hacer más cosas de las que pensaba y que a mis alumnos les ocurre lo mismo.
Confío en los demás y ellos en mí.
La empatía está presente en todas mis clases y en el día a día.
No me complico la vida y dejo de refunfuñar.
Disfruto de mis talentos e intento que mis alumnos descubran los  suyos.
Escucho para respetar y comprender. No para criticar o aleccionar.
Me trato bien a mí y a los demás. Porque el mundo necesita caricias.
Pienso en positivo.
Aprendo de mis alumnos.
Juego y aplico el humor a lo cotidiano.
Soy agradecido y me alegro por los logros de los demás.
De repente me doy cuenta de que el mundo de verdad es el de los niños, lleno de color y alegría.
Descubro cuáles son las creencias limitadoras que me impiden avanzar.
Cambio el yo, yo, yo por el nosotros, nosotros, nosotros.
Soy capaz de gestionar lo que me sucede y controlo lo que digo y cómo actúo.
Busco soluciones en vez de culpables.
Hablo de los problemas para solucionarlos. Ni los ignoro ni los evito.
Robo minutos al día para soñar.
En esos sueños me doy cuenta de que todos tenemos alas invisibles.
Consigo cumplir al menos una de estas cosas al día.
Es imprescindible que sepamos que podemos elegir cómo queremos sentirnos en el colegio, con nuestros compañeros y con nuestros alumnos. Es decisión nuestra. Si ponemos pasión y amor en lo que hacemos lograremos sentirnos, contagiaremos a las demás y haremos que ellos también se sientan y hagan sentir a otros. Al final, conseguiremos un colegio por el que fluya la vida y la alegría.

Autor: Manu Velasco
Maestro con los pies en la tierra y la cabeza en las estrellas. Especialista en innovación educativa y TIC. Formador de profesorado. Bloguero en www.elblogdemanuvelasco.com y en www.ayudaparamaestros.com

domingo, 13 de septiembre de 2015

La importancia de un buen maestro

Por Esteban G. Santana Cabrera
Hablar del  papel determinante del maestro en la sociedad es indiscutible. Detrás de cualquier persona hay un maestro/a que lo ha marcado para bien o para mal. Yo he tenido buenos y malos maestros y hoy les quiero hablar de ello.
¿Quién no se acuerda de sus maestras de infantil? Las mías fueron Chita en la cueva de la Calle Belén en Tamaraceite la que me enseñó a leer y luego la Señorita Tita que era un encanto, en  un colegio, el de Don Santiago, donde tuve la experiencia terrorífica de "cagarme de miedo" en más de una ocasión ante su presencia y donde tampoco me libré de sus nalgadas. Aún recuerdo la sensación del trasero ardiendo, en el pasillo por no saber hacer una raíz cuadrada, en 4º de Primaria.
El mejor maestro que yo tuve fue mi hermano gemelo, que era capaz de hacerme llegar las explicaciones de las distintas materias, sobre todo las de ciencias, porque yo en muchos casos no daba pié con bola. Es verdad que no ponía mucho de mi parte en el aula y estaba más preocupado de pasarlo bien y copiarme que de aprender algo de memoria y de manera repetitiva. Él fue siempre mi comodín hasta que pude "chupar del bote" y el propio sistema te hace caer, pero eso lo cuento luego.
Con respecto a mis maestros/as quiero destacar el caso de una profesora en el instituto que me preguntó qué quería estudiar y yo le dije que quería ser maestro. Su respuesta fue "pobres niños". ¡Cuánto mal me hicieron aquellas palabras que me llegaron a lo más profundo del corazón! Hasta tal punto que terminé COU y me metí en derecho, para perder un año y darme cuenta de que lo que yo realmente quería era ser maestro.
Y quería ser maestro porque nunca fui un buen alumno, que no es lo mismo que un alumno bueno, que eso sí que lo era, al menos nunca llevé una nota de los profesores a mi madre a pesar de que algunas trastadas sí que hacía. 
Fui considerado toda mi vida de la enseñanza secundaria como un mal estudiante, un parásito de mi hermano gemelo, Él sí que era bueno y brillante, los profesores le admiraban y era capaz de levantarse a las 6 de la mañana para estudiar y yo no podía ni abrir los ojos para aprenderme de memoria algo que no me decía nada. Unas matemáticas que no entendía su aplicación a la vida diaria y que se alejaba más y más de mi entendimiento, una filosofía que era pura teoría, una física y química que no veía el laboratorio ni en fotografía y lo más activo que hacías era salir a la pizarra para que el profesor te dijera "siéntese porque se nos va a hacer de noche".
Yo luché contra ese "sistema" y si lo que había que hacer era aprobar, yo lo hacía aunque los modos no fueran los más correctos: copiando, cambiando exámenes, haciendo chuletas, etc, etc.
Pero hasta que un día no pude más seguir con esta "trama" y ya no sirvieron ni los consejos de mi pobre madre, ni las chuletas, ni mi hermano gemelo que ya no me hacía ni caso porque yo no entraba por el aro, ...y tuve que repetir curso.
Ese fue el principio del cambio. Solo ante el peligro y un profesor de inglés, Germán, que era cercano y motivador. Lo entendía, hablaba otro idioma pero conectábamos. Y pasé del Muy Deficiente el curso anterior al Sobresaliente. Y así con otros profesores como Geni en Latín, etc... ¿Tan mal alumno era? ¿Dónde estaba el fallo? Porque tras repetir aprobé todas las asignaturas, solo me seguía quedando la Física y Química del profesor alérgico al laboratorio y pegado a la silla desde que llegaba hasta que tocaba el timbre. Pero si había que aprobar se aprobaba, y si no era un año era el otro, y si no era con ese profesor era con otro. Y así fue. llegué a aprobar las matemáticas de primero y de segundo ese mismo año con un nuevo profesor, Manolo, que si bien no era para darle el nobel, eso sí, no se sentaba nunca en la silla y se recorría la clase de cabo a rabo preocupándose del alumnado y de que lo entendiéramos..
Y no sé si con esto luego llegó la madurez y la llegada a la universidad, pero hacer lo que realmente quería me hizo no ver un suspenso ni septiembre en los tres años de magisterio. Y como me quedé con ganas hice el curso puente y me licencié en geografía, que me encantaba. Y eso que trabajaba por la mañana y por la tarde iba a clase, así durante toda la carrera, sábados y domingos incluidos. 
Y eso gracias al apoyo de mi hermano, los consejos de mi madre, mi empeño y sobre todo a esos buenos maestros que supieron conectar con el alumnado y supieron  transmitir su saber de manera sencilla y práctica. Gracias maestros. Les dejo con este video que ilustra a esta reflexión:



lunes, 8 de junio de 2015

16 acciones que nunca debería faltar a los futuros maestros


Manu Velasco en su blog http://www.elblogdemanuvelasco.com/ ha compartido con todos nosotros estas 16 acciones para ser un buen maestro. Con que nos pongamos las pilas en la mitad me conformaría Manu.