domingo, 19 de marzo de 2017

¡Feliz día papá!



Se habla habitualmente de las madres, de la maternidad ¿Y de los padres, y la paternidad? La figura del padre en la familia ha cambiado en los últimos decenios, a Dios gracias, a la vez que se ha ido transformando la sociedad. El padre, o al menos muchos de los que yo conozco, asumen su rol aun teniendo profesiones de responsabilidad y anteponen la paternidad a cargos o puestos que puedan poner en "peligro" su día a día en la familia. Los padres de hoy, la inmensa mayoría, ya no nos queremos perder los momentos y etapas que van viviendo nuestros hijos como lo hicieron muchos de los padres de hace 40 o 50 años por motivos laborales o porque la propia sociedad así los “impulsaba”. Yo tuve la desgracia de perderlo siendo pequeño, pero recuerdo muchas cosas de él, que no eran propias de los padres de la época. Recuerdo a muchos de mis compañeros de colegio llamar al padre de usted y el abrazo o el beso era solo en ocasiones especiales. O esconderle cosas por miedo a que le dijeran algo.

Afortunadamente mi padre no era así y puedo decirlo a boca llena. Un día como hoy me vienen recuerdos de mi padre, y me pongo a pensar y era un padre fuera de lo cotidiano. A pesar de trabajar mañana y tarde, su familia era lo primero. Salir todos juntos, en familia, playa, campo, una vuelta por Triana o ir a comer churros con chocolate a la Madrileña son momentos que no se me pueden olvidar. Recuerdo como si fuera ayer su lectura diaria del periódico, hábito que nos transmitió, aunque sí que no pudo contagiarnos su “pasión” por la música, su pasión con mayúsculas. A él le debo lo que sé, nadar, jugar al fútbol, o llevar la bicicleta. Cada noche, cuando estábamos en la cama entraba para decirnos "la bendición de Dios los acompañe", y hasta que no pasaba no nos quedábamos dormidos. ¡Qué recuerdos! Desgraciadamente muchos padres dejan en manos de terceros la misión que tenemos que asumir en la paternidad.

Quiero recordar el TÍTULO VII del Código Civil relativo a las relaciones paterno-filiales. El Capítulo Primero en las Disposiciones generales y concretamente en el Artículo 154 se dice que los hijos no emancipados están bajo la potestad del padre y de la madre. La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y comprende los siguientes deberes y facultades: Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral, representarlos y administrar sus bienes. Desafortunadamente, muchos son los casos en que ésto se aplica solo a la mujer, a la madre y el padre, como mucho, aporta el sueldo a final de mes. Pero a mi uno de los puntos que más me gusta por su importancia, que por cierto no le damos, es "Si los hijos tuvieren suficiente juicio deberán ser oídos siempre antes de adoptar decisiones que les afecten". ¿Cuántas veces le preguntamos a nuestros hijos qué es lo que quieren o cómo quieren ser en el futuro? Pocas la verdad. La mayor preocupación es que sean lo que nosotros no pudimos ser, o que tengan lo que no pudimos tener. Nos olvidamos que ellos tienen sentimientos, pero sobre todo, que tienen derecho a decidir qué futuro quieren para ellos y su vida.

                        


Pero los hijos también tienen sus deberes como bien dice el Art. 155 " Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles siempre y además contribuir equitativamente, según sus posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella". La falta de respeto a los padres está a la orden del día y eso lleva aparejado que luego no respeten al maestro, al médico, al guardia, al barrio, a la sociedad,... Padres que no se dejan respetar y otros que ya no saben qué hacer para que sus hijos les respeten. Hoy, día del padre, quiero que sea el día del respeto a esta figura, pero el respeto hay que ganárselo, porque la cuna de los valores no está en la escuela sino en la familia...


Por Esteban G. Santana Cabrera


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