jueves, 10 de diciembre de 2015

Profeta en su tierra

Por Esteban G. Santana Cabrera

LPDLP. Vincent Van Gogh, una de las mayores figuras del postimpresionismo, pasó por la vida con más sombras que luces, hasta su muerte temprana, en la más pura miseria. No llegó a vender más que uno de aquellos centenares de cuadros suyos que actualmente alcanzan cifras inalcanzables en las subastas de arte. El reconocimiento de su obra no empezó hasta un año después de su muerte. 

No sé si casualidades o no, algo similar, salvando las distancias, ha ocurrido con un pintor de nuestra tierra, Jesús Arencibia, nacido en un pueblo humilde, hoy convertido en barrio de la ciudad de Las Palmas de GC, como es Tamaraceite. Jesús, con una vida difícil, propia de aquellos años de guerra y posguerra de principios del S XX, sí que se le reconoció en vida parte de su obra pero ha quedado casi en el olvido, haciéndose justicia a su memoria sólo gracias a que unos vecinos de su pueblo se han movilizado por recuperar su nombre y su obra y dar luz a las maravillas que están diseminadas por nuestra ciudad en edificios públicos e iglesias y que no son reconocidas como por justicia debería ser.

Muchos han sido los artistas, médicos, investigadores, escritores, docentes, periodistas, ..., que han brillado con luz propia y que no han sido profetas en su tierra, por envidias, ignorancia, por falta de presupuesto o lo que es peor, intencionadamente, por parte de los que en ese momento han tenido el "poder" político, social o mediático.

"¿No es ese el hijo del carpintero?", famosa frase bíblica que resalta el sentir del pueblo judío que no podía creer que aquel pobre hombre de Nazaret pudiese ser el que fuese a revolucionar el mundo hace dos mil años, sentando las bases del cristianismo,  una de las religiones más importantes del mundo occidental. 

Un gran número de canarios y canarias han tenido que cruzar el charco para que su "obra" tenga el reconocimiento que realmente se merece porque aquí no hemos sabido ni querido valorarla. Seguro que a muchos de nosotros nos vienen a la mente proyectos profesionales, sociales, o políticos, en los que nos hemos embarcado a lo largo de nuestra vida y que han sido objeto de rechazo simplemente por envidias o porque no sobresalieran más que esos que basan su vida en el aparentar y acumular más que en el dar a cambio de nada.

Van Gogh en los últimos meses de vida creó la obra "Trigal con cuervos" que ha sido objeto de muchas interpretaciones, donde se puede observar en el cielo oscuro, una bandada de cuervos que sobrevuela unos trigales que están divididos por un camino. Jesús Arencibia pintó el mural del presbiterio de la iglesia de Tamaraceite y lo divide en dos fragmentos al igual que Van Gogh, donde separa el jueves santo o la santa cena con el viernes santo o la escena de Jesús en el Calvario, por un río que sobrevuela otra bandada de cuervos. ¿Metáfora, simbología, premonición?


Pongamos en valor a lo nuestro, a lo que se hace en Canarias, por nuestra gente. En muchas ocasiones es igual o mejor que muchas de las "cosas" que nos "venden" de fuera y que valoramos más. Confiemos más en esos "profetas" de nuestra tierra que hacen un duro trabajo día a día y a los que no se les reconoce su trabajo. Hagamos de nuestra parte para que su trabajo sea visible a los demás y no cambiemos de canal solo porque son de aquí. 

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