sábado, 8 de septiembre de 2018

¡Preparados para ir a clase!

Por Esteban G. Santana Cabrera
Con el mes de septiembre llegan los nervios del comienzo de curso. Pasamos de las vacaciones sin apenas  horario a, de golpe y porrazo,  tener que programar nuestro cerebro para las distintas actividades que nos esperan a lo largo del año académico. La vuelta a la rutina habitual cuesta ¡y vaya que si cuesta! Pero a todo nos adaptamos, sobre todo los más pequeños. Es importante que nos vayamos "entrenando" para el nuevo curso escolar, todos, docentes, alumnado y familias.  Si nos preparamos física, mental y emocionalmente para el comienzo de curso o cualquier otro reto, más fácil y rápida será la adaptación. Y aquí tiene un hueco importantísimo la inteligencia emocional, o lo que es lo mismo, la capacidad que tenemos los humanos para procesar las emociones correctamente, la capacidad de respuesta ante los problemas, el planteamiento de objetivos o retos, las adversidades y las relaciones con los demás. Las emociones y la capacidad de procesarlas es lo que va a hacer que tengamos éxito en la vida o miedos, fobias o frustraciones. Se acerca un nuevo curso escolar y un verano bien "disfrutado" habrá podido contribuir en gran manera a que podamos afrontar el reto del aula. Un verano sin "desconexión" arrastrará los "vicios" que traigamos del curso anterior y no habrá un antes y un después sino un "más de lo mismo".

Daniel Goleman, profesor de psicología de la Universidad de Harvard y autor del libro Inteligencia Emocional,  la define como “la capacidad de reconocer, aceptar y canalizar nuestras emociones para dirigir nuestras conductas a objetivos deseados, lograrlo y compartirlos con los demás”.  Autonococimiento, autorregulación de las emociones, la empatía, las habilidades sociales, la capacidad de automotivarse y adaptarse al cambio son algunas de las capacidades que nos pueden ayudar a comenzar el curso escolar y sobre todo a tener éxito en lo que hacemos.

Marta Ferragut y Alfredo Fierro de la Universidad de Málaga,  en su artículo "Inteligencia emocional, bienestar personal y rendimiento académico en preadolescentes"   demuestran la existencia de correlaciones significativas entre bienestar e inteligencia emocional, así como entre rendimiento académico y bienestar, no así entre inteligencia emocional y rendimiento académico. Además, el análisis de regresión múltiple muestra una recta de regresión donde el único predictor para nota media es el bienestar. Estos resultados de este estudio indican una relación entre bienestar e inteligencia emocional y la importancia de estos para el logro académico.

Como docente y como padre, si me permiten, me gustaría darles unos pequeños consejos que a buen seguro harán que la vuelta al cole sea más llevadera:

1. Conocer al profesorado. Presentarse ante el tutor  y plantearle sus miedos y dudas. No podemos dejar a nuestros hijos en el colegio sin más, como si fueran mercancía. Muchos centros educativos hacen asambleas de comienzo de curso por grupos. Podemos aprovechar estos espacios para ello.

2. Empezar poco a poco. No pretender desde el primer día estar al 100%, sino hacerlo de manera paulatina. Comenzar desde el primer día con deberes no es muy recomendable, y lo digo por propia experiencia, se debería trabajar el grupo y su cohesión a través de dinámicas que fomenten la unión y el conocimiento entre ellos. Un grupo que se conoce bien e interactúa, es más fácil  que pueda trabajar de manera cooperativa y colaborativa.

3. Preocuparse en conocer a los compañeros de clase de nuestros hijos y a sus familias. Las influencias de las amistades, sobre todo a determinadas edades, pueden ser determinantes. Por ello la realización de alguna actividad con las familias de tarde o fuera de horario escolar ayudará a que el grupo se cohesione mejor y haya menos conflictos.

4. Plantearse pequeños retos. No pensar en metas a largo plazo sino vivir el día a día.

5. Programar bien las actividades extraescolares para que no supongan una carga pesada para nuestros hijos. No escoger las actividades  por nuestro interés como padres sino partiendo del interés de los más pequeños. Es muy importante que hagan actividad física ya que pasan muchas horas sentados en clase.

6. Fomentar la conciliación familiar. Buscar momentos para estar con nuestros hijos cuando salen del colegio, acompañarles a las actividades extraescolares, hacerle seguimiento de los deberes, etc.

Es básico que, para empezar un buen curso académico, el verano se haya podido disfrutar plenamente. Haber desconectado de las rutinas escolares no es malo en absoluto, pero hay que cuidar la adaptación sin  exigirle ni a nuestros hijos ni a nuestro alumnado que estén al 100% nada más comenzar. Septiembre es un buen mes para planificar y pensar qué hacer tanto a nivel escolar como extraescolar. En eso estamos muchos padres y docentes embarcados en estos días.

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