lunes, 10 de junio de 2024

A vueltas con la jornada intensiva

Por Esteban G. Santana Cabrera  

La jornada intensiva en el mes de junio, que implica la reducción de una hora lectiva para el alumnado, es un tema que ha suscitado un debate complejo, pues afecta tanto a las familias como al profesorado de manera significativa.

Para muchas familias, la jornada intensiva en junio representa un desafío considerable en términos de conciliación laboral y familiar. La reducción del horario escolar obliga a las familias a buscar soluciones adicionales para el cuidado de sus hijos durante la última parte del día, lo que puede implicar costos adicionales en actividades extraescolares, canguros o programas de cuidado infantil. En un contexto donde muchas familias dependen de ambos ingresos laborales, este ajuste puede generar una carga  que no siempre es fácil de gestionar.

Por otro lado, la jornada intensiva en junio es un derecho adquirido por el profesorado de Primaria desde hace años. Esta reducción horaria reconoce el esfuerzo y el desgaste acumulado a lo largo del curso escolar, brindando a los docentes la oportunidad de tener un tiempo adicional para tareas de planificación, corrección y preparación del siguiente curso. Además, este tiempo puede ser esencial para la formación continua y el desarrollo profesional, aspectos cruciales para mantener y mejorar la calidad educativa.

La clave para abordar esta situación reside en encontrar un equilibrio que considere tanto las necesidades de las familias como los derechos del profesorado. Alguna posible solución podrían incluir la ampliación de Servicios Extraescolares, ofreciendo programas de actividades extraescolares asequibles y de calidad que cubran la franja horaria adicional. Esto no solo ayudaría a las familias a conciliar mejor, sino que también proporcionaría a los niños oportunidades enriquecedoras fuera del horario lectivo.

       Asimismo es importante que las administraciones educativas evalúen periódicamente el impacto de la jornada intensiva tanto en las familias como en el profesorado. A través de encuestas y estudios, se puede obtener una visión clara de los desafíos y buscar ajustes que mejoren la situación para todas las partes implicadas.

En definitiva, la jornada intensiva en junio presenta desafíos y beneficios que deben ser cuidadosamente equilibrados. Reconocer y respetar los derechos del profesorado, al tiempo que se buscan soluciones viables para las necesidades de las familias, es esencial para mantener un entorno educativo saludable y sostenible. A través de la colaboración y la planificación, es posible encontrar un punto medio que satisfaga a ambas partes y garantice el bienestar de los estudiantes, que al final son el centro de todo el esfuerzo educativo.

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