jueves, 3 de octubre de 2024

Adiós a José Luis Morant: Un maestro con vena artística


Hoy nos ha dejado tras una grave enfermedad, un maestro excepcional, un hombre cuya pasión por la enseñanza unida a su vena artística, transformó el corazón a varias generaciones de sus alumnos. José Luis Morán no fue un docente cualquiera, fue un faro de creatividad, inspiración y dedicación. Desde su llegada al colegio Adán del Castillo a comienzo de los años 70, dejó claro que su vocación iba mucho más allá de las aulas, convirtiéndose en el alma de la vida cultural y artística del centro.

Con una visión diferente al maestro tradicional, en la etapa como director de Don Juan Roque, promovió el desarrollo de actividades extraescolares que marcaron un antes y un después en el colegio. Bajo su batuta, se organizaron los primeros viajes de fin de curso, un hito en la educación en Canarias, que comenzó en 1974 con una pequeña excursión a Madrid, en la que participaron solo doce alumnos. Sin embargo, ese fue el inicio de un sinfín de viajes de fin de curso que dieron la posibilidad a muchos niños del barrio de realizar el primer, y para algunos el único, viaje fuera de la isla.

José Luis fue el alma que estaba detrás de los eventos culturales del colegio, fundando un grupo de teatro que involucró a alumnos, exalumnos, familias y docentes. Su amor por el teatro hizo que llevara al escenario obras inolvidables como Evita Perón, Jesucristo Superestar, Annie, Mamá quiero ser artista, La Sirenita, etc. 

Su legado no terminó cuando dejó el centro, ya que su huella perduró en las tradiciones que había instaurado. Actividades como el Belén viviente y las galas de carnaval continuaron con la misma pasión y entrega bajo el liderazgo de otros maestros como Conchi Moreno, y con la participación de exalumnos, entre los que destacó Guillermo Cabrera, que mantenían vivo el espíritu artístico que impregnó José Luis.

La semilla de su trabajo artístico germinó en el grupo Adeuna, fundado en 1995, que acogió a exalumnos y padres de familia y que, de la mano de Conchi y Guillermo y acompañados por José Luis al principio, llevó su pasión por el arte al carnaval capitalino. Este grupo no solo se destacó por su calidad artística, sino por la unión y la comunidad que José Luis siempre fomentó en cada uno de sus proyectos.

La huella de José Luis Morant ha perdurado a pesar de los años, tanto en el colegio Adán del Castillo como en los corazones de quienes tuvimos la suerte de ser sus alumnos. Nos enseñó que el arte es una forma de vida y que la enseñanza, cuando se hace con amor y entrega, trasciende el tiempo y las generaciones. Hoy, en su despedida, lo recordamos no solo como un gran maestro, sino como un artista y un amigo que supo dejar una marca profunda en nuestra comunidad educativa. Que descanse en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario