miércoles, 22 de octubre de 2014

iPads y aplicaciones a la hora del cuento en las bibliotecas, una realidad, aunque preocupe

Muchas bibliotecas norteamericanas están incorporado iPads y aplicaciones para experimentar la "hora del cuento digital" como parte de los programas nacionales de educación, entretenimiento e implicación de los padres en los procesos de aprendizaje.
La revista digital School Library Journal publica un artículo de investigación firmado por Hiten Samtani en el que recoge las impresiones de los bibliotecarios involucrados en estas nuevas prácticas que evidentemente han llegado para quedarse aunque preocupen sus efectos.
Samtani relata que una sesión reciente de la hora del cuento en la biblioteca pública y gratuita deWatertown (Massachusetts) comenzó, como siempre con canciones y lecturas de libros. Poco después, Emily Miranda, supervisora de la biblioteca, repartió quince iPads. Padres y niños se acurrucaron juntos y abrieron la aplicación interactiva y musical Los tres cerditos, que permite a los niños participar físicamente en la historia.
A Miranda le pareció muy interesante que los niños pudieran escuchar el acento británico de los personajes y también le resultó divertido ver cómo los niños soplaban sobre las casas de los cerditos en las pantallas. La supervisora opina que aplicaciones como Don’t Let the Pigeon Run This App! (Disney) ofrecen niveles de complejidad para trabajar con diferentes grupos de edad y considera que son muy útiles para familias que están adquiriendo el inglés y que necesitan enseñar a sus hijos.
 En la biblioteca de Darien (Connecticut), cuentan con iPads cargados con aplicaciones y kits para la alfabetización temprana que pueden ser consultados. Gretchen Caserotti, asistente de dirección para los servicios públicos de la biblioteca, señala que poner buenas aplicaciones en manos de los niños es uno de los mayores problemas tanto para los padres como para los desarrolladores de contenidos. En ese sentido está segura de que es ahí donde las bibliotecas pueden ser de gran ayuda.
Mientras tanto, Kathy Kleckner, bibliotecaria infantil en la Biblioteca Pública del condado de Dakota (Minnesota)
se muestra escéptica. Ella sostiene que depender de aplicaciones para contar historias diluye el ingrediente clave en el desarrollo del niño: la interacción humana. Kleckner añade que los beneficios –y los posibles riesgos– de usar aplicaciones todavía se desconocen.
"Mi principal preocupación es la vulnerabilidad del cerebro [de los niños] en desarrollo", –dice– refiriéndose a la investigaciónrealizada por Dimitri Christakis, experto en desarrollo infantil del Hospital Infantil de Seattle, sobre los efectos nocivos del tiempo que pasan ante la pantalla los niños menores de cinco años de edad sobre su proceso cognitivo.
Judy Nelson, bibliotecario en el Sistema de Bibliotecas del Condado de Pierce, en Tacoma (Washington), también señala que hay preocupación por el posible mal uso de la información recogida en las aplicaciones aunque estas bibliotecas aún no se han integrado en los programas de incorporación de iPads y apps en parte por falta de interés de los padres.
"La verdad nunca me han preguntado sobre una aplicación ni cómo utilizarla ni cuáles son las buenas –dice Kleckner–. Me preguntan cuáles son los buenos libros".
Samtani, la autora del artículo, señala que tanto los defensores como los detractores están de acuerdo en que las aplicaciones han llegado a las bibliotecas para quedarse. Nelson anuncia que su biblioteca comenzará por seleccionar una lista de aplicaciones de calidad y adecuadas a cada edad en 2013. "Nos guste o no, ese genio está fuera de la botella, así que tenemos que manejarlo de manera efectiva", afirma.
Mientras tanto, en Darien planean montar iPads en las distintas secciones de la biblioteca infantil, con aplicaciones que corresponden a cada sección. "Esta noción de contenido informático provocará aún más expectación acerca de aplicaciones como NatGeo", asegura Caserotti.
Miranda, por su parte, asegura que una subvención del Intitute of Museum and Library Services (IMLS) permitirá a Watertown ofrecer más aplicaciones científicas, y está convencida de que los iPads pueden ser útiles para un proyecto en el que los niños diseccionen egagrópilas de búhos. "Los iPad puede ayudar con la búsqueda de información. ¡No se sabe cuántos gramos de alimento necesita un búho!" –concluye.
Fuente: Lectura Lab

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