lunes, 14 de noviembre de 2022

No es verde todo lo que reluce

 

Por Esteban G. Santana Cabrera 

En estos días hemos escuchado que el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de GC ha generado un millón de metros cuadrados de nuevos espacios peatonales y verdes, que, según dicen, han contribuido de forma notable a reducir el tráfico, la contaminación y mejorar la calidad ambiental del municipio. Permítanme que muestre mi incredulidad, desde mi óptica de ciudadano entrado en años que ha visto como se ha ido transformando mi barrio en poco más de veinte años, donde los atascos nos comen por la mañana y la movilidad peatonal se ha visto cada vez más reducida.

Nos venden que han desarrollado en los últimos años un conjunto de actuaciones en el municipio mediante una inversión de más de 50 millones de euros para transformación urbanística hacia una ciudad más verde y sostenible. Si nos centramos en el distrito de Tamaraceite, las cuentas no me salen. Porque la superficie de espacio natural que tenía este barrio hace veinte años se ha visto reducida en progresión geométrica en pro del cemento y el asfalto. Se han expropiado grandes fincas, sobre todo en Tamaraceite Sur, donde había zonas de cultivo hasta no hacía muchos años y lo digo con conocimiento de causa porque por esas fincas jugueteaba yo en mi infancia y mi juventud, y se han construido grandes mamotretos comerciales, contra los que no tengo nada en contra, no se me malinterprete, y donde el color gris es el predominante donde antes era verde intenso. Nos están vendiendo corredores verdes y parques donde el verde es mínimo y si no vayan a ver el "eterno inacabado" Corredor Verde o al Parque del Centro Comercial Alisios. Y si a eso le unimos los campos de fútbol, los de La Mayordomía y los, en construcción, del barrio de La Suerte, el verde es de apariencia, artificial y hasta me atrevería a decir que contaminante. Pero lo más triste es que, los propios vecinos, algunos, estén contentos de tener unos campos de fútbol al lado de sus viviendas en vez de espacios libres, aunque sea para soltar a los perros, que ya ni quedan espacios para eso en el distrito, salvo el único Pipi-can del distrito que está en el mini Parque Macario Brito.

Y para más inri no tenemos más que ir al API- 08 o el mal llamado Plan de Rehabilitación de Tamaraceite, del que tanto han escuchado hablar, y que lo único que contempla es carreteras y aparcamientos, sí, como leen, asfalto y expropiaciones de viviendas, muchas de ellas casas-cuevas habitadas desde época prehispánica y que son la joya de este antiguo cantón de la isla de Gran Canaria. En ningún lado proponen modalidades de movilidad sostenible alternativas al coche y la única excusa política es que entre la ambulancia hasta el Pico de la Cruz, cuando nunca le ha faltado asistencia a ningún vecino por no poder llegar la ambulancia al pie de su vivienda.
Y miedo tengo de que le metan mano a la zona de La Mayordomía con el nuevo Plan de Protección Medioambiental de la finca y el conjunto histórico de La Mayordomía, que han sacado recientemente y cuya única novedad es construir aparcamientos a la entrada del mismo. Porque estos mismos gestores son los que aprobaron el proyecto de vial entre Hoya Andrea y Tamaraceite, que por cierto destrozó el puente del Barranco de Tamaraceite, que estaba contemplado en ese mismo plan como un elemento a conservar.

Y lo de ciudad verde lo argumentan con un informe elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad (OS), que sitúa a Las Palmas de Gran Canaria como la ciudad española que más ha mejorado la calidad del aire en partículas contaminantes. No hay que ser muy listo para darse cuenta de que la contaminación cada vez es menor en la ciudad porque la red de carreteras que circunvalan a la ciudad es muy importante, y ha descongestionado de tráfico a la misma de manera considerable. Y eso no tiene que venir ningún Observatorio que, independientemente de su independencia y valga la redundancia, que no la pongo en duda, realizan trabajos y estudios técnicos tanto para administraciones, como empresas o sociedad civil, con el objetivo de, en muchas ocasiones, de oir lo que quieren escuchar.

No nos intenten meter gato por liebre, y lo de Plan Verde, al menos en Tamaraceite no cuela, por lo que de los más de 30 proyectos urbanísticos sostenibles entre 2015 y 2022 que han mejorado el medio ambiente en la capital, me creo la mitad. No han cumplido su palabra con Tamaraceite, recogida en acuerdo plenario por unanimidad, de iniciar el proceso de rehabilitación y regeneración del pulmón verde y natural  que tenemos en el distrito como son las Charcas de San Lorenzo, dentro del Paisaje Protegido de Pino Santo, y por el que los vecinos venimos luchando casi treinta años. No sé si el Señor Alcalde se ha pasado por allí últimamente, pero eso sí que es verde natural, estanques llenos de agua y de vida, pero gracias a la madre naturaleza que ha puesto su mano para darle colorido a la zona y “esconder” los atentados al patrimonio etnográfico que sufre la zona por la desidia institucional.

Y culmino con una de las conclusiones de este mismo informe elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad (OS), donde afirma que el incumplimiento de la Metas de Aichi, en las que se analizan las causas subyacentes a la insostenibilidad ambiental, demuestra la escasa preocupación de los gobiernos españoles para afrontar una planificación del territorio coherente, con enfoque ecosistémico, y con convergencia de políticas, tal y como se establece en los principales documentos marco de la UE. En Tamaraceite tienen un ejemplo claro de ello muy a pesar nuestro.

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