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Por Esteban G. Santana Cabrera |
Esta pasada semana tuve la oportunidad de asistir en Oviedo al Congreso Nacional de Radio Escolar 2025, organizado por el Ministerio de Educación y el Intef. Un encuentro que no solo reunió a docentes de diferentes puntos de España, sino que también se vivió con mucha fuerza que otra educación es posible. A lo largo de las jornadas, las experiencias compartidas por compañeros y compañeras de Asturias, Andalucía, Extremadura, Madrid, Castilla y León, Cantabria mostraron con claridad que la radio escolar es mucho más que un recurso didáctico: es una forma de aprender, de expresarse y de hacer comunidad.
Escuchar las voces de tantos proyectos, tan diversos y tan vivos, fue emocionante. Cada intervención irradiaba inclusión, solidaridad, diversidad, música, creatividad y trabajo en equipo. Pero, además de todo eso, la radio se revelaba como una herramienta poderosa para combatir la desinformación. En tiempos en los que las noticias falsas circulan con rapidez y los discursos simplifican la realidad, la radio escolar enseña a contrastar fuentes, a cuidar el lenguaje, a respetar las opiniones ajenas y a comprender el poder de la palabra. En definitiva, forma ciudadanos críticos y responsables.
Tuve también la suerte de participar con una ponencia titulada “Diferentes software para la radio escolar”, donde pude compartir con mis compañeros el trabajo que realizamos en Radio Los Giles, una emisora humilde pero cargada de ilusión, igualdad, saberes, sostenibilidad y aprendizajes compartidos. En nuestro proyecto, los alumnos no solo aprenden a usar programas de edición o grabación, sino que descubren el valor del proceso comunicativo, desde la idea inicial hasta la emisión final. La radio, en este sentido, se convierte en un aula viva, donde el error no castiga, sino que enseña, donde el aprendizaje se construye colectivamente, sin la rigidez de un examen tradicional.
Porque, al fin y al cabo, la radio escolar es también una alternativa real a la educación tradicional. En lugar de memorizar para repetir, los más pequeños crean, investigan, escriben guiones, ensayan, colaboran y se escuchan. Cada programa es una evaluación en sí misma: una demostración de competencias, de comprensión lectora, de expresión oral, de trabajo en equipo y de creatividad. La evaluación se transforma en un proceso continuo, significativo y profundamente humano. Y lo pudimos ver insitu con la estupenda entrevista que le realizaron los alumnos asturianos Deva y Mateo, del IES La Eria de Oviedo en pleno directo, a la Ministra de Educación Pilar Alegría, que inauguró el congreso en su tercera edición.
Más allá de los micrófonos y los cables, la radio escolar construye vínculos. Este congreso fue también un espacio para el reencuentro y el afecto. Pude abrazar por fin a compañeros a los que solo conocía a través de las redes sociales o de alguna videollamada: Emilio, Chepe, Óscar, Susana, Víctor, Alberto… Todos compartimos el mismo sueño: que la Red de Radios Escolares de España sea una realidad muy pronto, una auténtica comunidad de aprendizaje donde podamos seguir creciendo juntos, compartiendo experiencias, recursos y entusiasmo más allá del congreso.
Regreso de Oviedo con la certeza de que la radio escolar no solo educa: transforma. Transforma la mirada del alumno, que se siente protagonista de su aprendizaje, transforma la del docente, que se convierte en guía y acompañante, y transforma la escuela, que deja de ser un espacio cerrado para abrirse al mundo. La radio da voz a quienes, a veces, no la tienen. Y en esas voces se escucha el futuro de una educación para la nueva generación de chicos y chicas que, gracias a la radio encuentran una manera de darle sentido a su propio aprendizaje .