viernes, 21 de enero de 2022

David Bramwell, profeta en su tierra adoptiva

Por Esteban G. Santana  Cabrera 

El fallecimiento ayer de David Bramwell,  uno de los investigadores más importantes de la flora de Canarias y el resto de la Macaronesia, nos ha llenado de dolor a los que amamos esta tierra.  Aunque nació en Liverpool vino por primera vez como estudiante de Biología a Gran Canaria en 1964. Desde el primer momento se enamoró de la isla y recordaba siempre el ambiente de aquellos años que lo cautivó al instante y lo animó a quedarse en la isla y a estudiar su flora. Su bibliografía era de obligada consulta en mi época de estudiante de Geografía. En 1974 fue nombrado Director del Jardín Botánico Canario “Viera y Clavijo” del Cabildo de Gran Canaria y miembro fundador de la Junta Directiva de la Red Mundial para la Conservación en Jardines Botánicos (BGCI) y participó en la Comisión de Evaluación de las actividades científicas y de investigación del Real Jardín Botánico de Kew, Londres.

Investigó sobre la taxonomía, biogeografía y conservación de la flora de las Islas Canarias escribiendo más de cien publicaciones científicas, entre los que cabe destacar Historia Natural de las Islas Canarias o Flores Silvestres de las Islas Canarias que escribió con su primera mujer ya fallecida y que tiene algunas ilustraciones de ella muy interesantes y Plantas Medicinales de Canarias. Fue fundador de la revista científica Botánica Macaronésica además fue asesor en ciencias biológicas del Gobierno de Irlanda en los proyectos de cooperación "Norte y Sur". 

Su amor por Canarias y por Gran Canaria fue tal que renunció a la Catedra de Botánica de la Universidad Nacional de Irlanda, en 1979 para continuar como Director del Jardín Canario. 

Bajo su dirección se crean en el Jardín los laboratorios de palinología con microscopía electrónica (MEB), de biología reproductiva, de citogenética vegetal, el banco de germoplasma, el laboratorio de cultivos in vitro y micropropagación de plantas canarias en peligro de extinción, y los programas de educación ambiental. Entre los años 2011 y 2014, desempeñó el cargo de Director de la Cátedra UNESCO para la Conservación de la Biodiversidad Vegetal en Macaronesia y el Oeste de África.

Recibió numerosos galardones, entre los que destacan la Orden del Imperio Británico, entregada por la

Publicado en LPDLP

Reina Isabel II en 1991, el Premio César Manrique de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, hijo Adoptivo de Gran Canaria del Cabildo de Gran Canaria,  la Medalla Sir Peter Scott de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el Premio Excelencia en Conservación del Instituto de Investigación Botánica de Texas, la Medalla de Oro Henry Shaw del Consejo del Jardín Botánico de Missouri, la Insignia de Oro del Jardín 2012 o el Premio Canarias Internacional 2013.

Fue un gran defensor de las más de 140 especies amenazadas de Canarias y denunció que muchas de ellas no se encontraban en el Catálogo de Especies en peligro en extinción. Abogó por el cuidado del medio ambiente y por el turismo verde, y en muchas ocasiones apostó por un turismo más natural que el turismo de masas. 

La Biología canaria ha perdido a un gran investigador pero sobre todo  un enamorado y defensor de la flora canaria. Luchó por difundir la flora canaria no solo a través de sus libros sino de una interesante labor educativa. Canarias le debe mucho a este botánico que sí que fue profeta en su tierra adoptiva, Gran Canaria.

 

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