Por Esteban G. Santana Cabrera |
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe "Estudiantes de bajo rendimiento" destaca de España dos datos que no dejan de ser frustrantes para los que trabajamos en la educación. El primero, que el alumnado de familias desfavorecidas tiene un porcentaje tres veces mayor, que uno de clase favorecida, de fracasar en los estudios. Por otro lado, y en este mismo informe realizado a nivel europeo, se sacó otra conclusión, que el alumnado de centros privados tiene más posibilidades de éxito que el procedente de centros públicos.
Pero, ¿Es la educación pública peor que la privada? ¿Qué tiene la enseñanza privada que no tiene la pública? ¿En qué debe aprender la enseñanza pública de la privada?
En estos últimos años me han brindado la oportunidad de salir de mis "cuatro paredes" del aula y estar dedicado a otras tareas educativas, como es la formación del profesorado, y he tenido la posibilidad de ver el sistema educativo desde otra óptica. La excesiva burocratización, la falta de una buena evaluación de los agentes implicados en el proceso de enseñanza aprendizaje, la falta de tiempo del profesorado para poder trabajar de manera coordinada y colaborativa sin dejarlo a la buena voluntad del docente, la escasez de investigación, la falta de recursos, escasez de liderazgo en muchos casos, falta de formación, etc, etc. Y llegado a este punto, igual muchos de fuera del sistema educativo esperan que diga que la culpa está en la falta de formación del profesorado. Pues no seré yo el que tire piedras sobre mi mismo tejado, primero porque estoy convencido de que no está aquí el quid de la cuestión, ya que realmente el profesorado canario, de la enseñanza pública, tiene más acceso a la formación, gratuita y de calidad, que el profesorado de la enseñanza privada, que tiene más horas de dedicación directa al alumnado en los centros y generalmente en jornada partida.
Pero si no es la formación del profesorado, ¿qué es lo que falla? ¿Por qué hay más fracaso entre el alumnado de los centros públicos que de los privados? Yo creo que una de las respuestas, aunque no la única, está en los recursos de las familias, no sólo a nivel económico, sino de preparación académica de las mismas. Pero ¿es esto determinante? Pues rotundamente no. Y les pongo un ejemplo. Yo procedo de una familia humilde, huérfano de padre desde niño y madre trabajadora, sin tiempo para acudir al centro ni preparación para ayudarnos. Y de esa familia salen cuatro universitarios superiores. ¿Entonces? ¿Será culpa de la falta de recursos de los centros públicos tal vez? Pero si en la mayoría de los centros públicos hay una buena dotación de recursos, sobre todo tecnológicos, similar a los centros privados, y yo me atrevería a decir que a nivel global, más punteros, salvo algunas excepciones.
El papel de la sociedad, y el de los políticos especialmente, para la OCDE, es básico y es aquí a donde quiero llegar. Creo que en Canarias se han ido haciendo las cosas bien en materia educativa y hemos pasado en menos de cinco años de ser una comunidad en la que primaba la enseñanza tradicional, a ir impregnándose toda ella de innovación educativa, de emociones y de creatividad. Toda revolución lleva un proceso, lento, de cambio natural, que poco a poco va llegando a los centros educativos y del cual el profesorado va siendo cada vez más partícipe y menos resistente. Se trata de implicar a las familias en el proceso de enseñanza aprendizaje, aunque está costando un poco más. Son menos las propuestas pero también es escasa la respuesta de las familias a formar parte del proceso. Continuamos avanzando, aunque queda mucho por hacer. y es obligación de todos nosotros, profesorado, familias, técnicos y políticos, llevar en volandas a nuestro sistema educativo y sacarlo de los últimos lugares de los rankings a los que desgraciadamente estamos malacostumbrándonos a estar. Porque el fracaso escolar es un fracaso de toda la sociedad.
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