Por Esteban G. Santana Cabrera |
Estamos inmersos en un proceso de cambio social y
educativo, influenciado en gran parte por el desarrollo de los medios
tecnológicos y de comunicación. Darle la espalda a
las redes sociales y a los avances tecnológicos es darle la espalda al
mundo. Todavía nos encontramos a gente que no tiene móvil como mi primo Pepe
que cuando tiene que hablar con alguien o preguntarle cómo está, llama por
teléfono o se acerca a visitarlo. Buenas costumbres que se han ido perdiendo y
que han sido sustituidas por un pequeño mensaje, un audio o a lo sumo un
pequeño vídeo ya sea por whatsapp, facebook, messanger, google o las infinitas
aplicaciones que existen hoy en día.
El otro día estaba sentado en una cafetería y había cuatro personas en otra
mesa, todas ellas estaban conectadas al móvil y, en silencio, sin despegar la
vista del teléfono, se tomaban sus respectivos cafés. Estamos entrando en
lo "cuasipatológico", y estamos haciendo un uso del móvil que ya
tiene patología asociada, la nomofobia, o lo que es lo mismo, el miedo a no
tener el teléfono a mano o no poder consultarlo. Hay un programa
denominado Desconect@ que ha realizado un estudio sobre el uso del móvil entre
la población entre 10 y 60 años y nos aporta dos datos interesantes. Uno, que
la mayoría de las personas dormimos con el móvil encendido, y otro, que el
porcentaje de veces que miramos el móvil a ver si tenemos mensajes es
mayor entre más jóvenes son los usuarios. El uso del móvil llega a crear
adicciones, sobre todo entre la juventud por ello debemos realizar un uso
responsable del mismo y si cabe, no perder las buenas maneras de antaño. Y aquí
puede decir mucho la escuela, porque el uso del móvil tiene mucho de
positivo. El programa Click que se está implementando en Canarias a través
de la Fundación Canaria Yrichen y que está desarrollando en colaboración
con otras entidades del estado español, directamente involucradas en la materia
y denominada RED CLICK, trata de concienciar sobre las nuevas
tecnologías, que han traído consigo muchos beneficios, pero también
efectos nocivos y su parte negativa. Por ese mismo motivo, la fundación canaria
Yrichen, con la ayuda de otras ONGs y varias instituciones, ha impartido varias acciones
en algunos centros educativos para tratar de poner coto a sus riesgos
entre la población infantil.
Hay otro proyecto, Alumnos Ayudantes TIC, que consiste en un programa
piloto que trata de formar como mediadores a alumnos de 3º y 4º de la ESO a
través de charlas sobre habilidades de comunicación básica, conocimientos
profundos alusivos al volcado de datos de carácter privado en la red y el
fomento del respeto hacia uno mismo y los demás en las redes sociales. La
idea pasa porque estos jóvenes, ya adiestrados, ejerzan de intermediarios ante
cualquier tipo de conflicto o problema que pueda surgir entre compañeros de
cursos inferiores, haciendo labores propias de mentores. Este programa que
ha comenzado en Telde, ya se está ampliando al resto de la isla.
Entre el profesorado también nos encontramos con docentes "antiTic", que les llamo yo, y otros que están abiertos a ir introduciendo las nuevas tecnologías, incluso el móvil, poco a poco en sus aulas. La Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo publicó un estudio denominado El uso de los teléfonos móviles, las aplicaciones y su rendimiento académico en los alumnos de la DES DACI, realizado por Beatriz Herrera Sánchez, Gisela Aquilea Diez Irizar y María de los Ángeles Buenabad Arias de la Universidad Autónoma del Carmen. En sus conclusiones apunta que la mayoría de los estudiantes llevan un teléfono en su mochila a clase y los usos de los Smartphone pueden convertirlos en herramientas educativas con sus aplicaciones, ya que son fuente de información, de aprendizaje y actitudes que ofrecen la posibilidad de innovar la metodología educativa.
Entre el profesorado también nos encontramos con docentes "antiTic", que les llamo yo, y otros que están abiertos a ir introduciendo las nuevas tecnologías, incluso el móvil, poco a poco en sus aulas. La Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo publicó un estudio denominado El uso de los teléfonos móviles, las aplicaciones y su rendimiento académico en los alumnos de la DES DACI, realizado por Beatriz Herrera Sánchez, Gisela Aquilea Diez Irizar y María de los Ángeles Buenabad Arias de la Universidad Autónoma del Carmen. En sus conclusiones apunta que la mayoría de los estudiantes llevan un teléfono en su mochila a clase y los usos de los Smartphone pueden convertirlos en herramientas educativas con sus aplicaciones, ya que son fuente de información, de aprendizaje y actitudes que ofrecen la posibilidad de innovar la metodología educativa.
Este mismo artículo hace referencia a Patten y Sánchez, que hacen una
recopilación interesantísima de los campos educativos en donde se
puede utilizar el móvil dependiendo de las aplicaciones que se activen.
Por un lado, y según apuntan estos autores, están
las Aplicaciones Administrativas, destinadas a la administración
y gestión en el centro educativo, por ejemplo, la consulta de notas y
el control de asistencias. Las Referenciales, son aquellas
aplicaciones relacionadas con la búsqueda de información sobre contenidos
formativos, de consulta on-line, por ejemplo, los diccionarios, libros
electrónicos. Las Interactivas son aplicaciones que facilitan
la interactuación y la posibilidad de obtener una retroalimentación,
como pueden ser los juegos, las simulaciones. Las
aplicaciones Recolectoras, aquellas que ayudan a almacenar datos que
permiten estudiar una realidad, generar conocimientos y reflexionar, por
ejemplo, sobre datos científicos. Las Situacionales, aplicaciones
que posibilitan que el alumno haga uso de los conocimientos o realidades en un
contexto determinado, por ejemplo, si está en un museo. Por último las Colaborativas,
son aplicaciones que favorecen la comunicación y la interacción
comunicativa del alumno, motivándolo al aprendizaje y la resolución de
problemas, con la metodología cooperativa, haciendo uso, por ejemplo, de las
redes sociales.
No reconocer la importancia que tienen las aplicaciones móviles en la
sociedad actual es ponerse una venda en los ojos, pero no reconocer que el
móvil o cualquier aplicación móvil puede ser una herramienta educativa, a mi
entender es dar la espalda a la Educación del S XXI. Por ello debemos estar
preparados para su uso y la escuela debe llegar a ser el espacio ideal
para que aprendamos a usarlo dependiendo del ambiente en el que nos
encontremos.
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